Luego de sufrir lo indecible hasta el último momento, los argentinos dieron rienda suelta a una desbordante alegría el domingo, con el triunfo épico de su selección nacional ante la de Francia por penales en la final de la Copa del Mundo en Qatar. Por fin, Argentina se alzó con el tercer título de su historia en la Copa del Mundo, luego de imponerse 4-2 en la tanda.
La coronación anterior se remontaba a 1986, en México. En la tierra donde el fútbol es la mayor pasión, millones de argentinos lloraron, gritaron y se fundieron en interminables abrazos en sus casas, en bares y en plazas de decenas de ciudades en las que se congregaron para ver la final de infarto en grandes pantallas, sintiendo que tocaban el cielo con las manos en algunos momentos o que todas las ilusiones se derrumbaban en otros.
Argentina dilapidó una ventaja de 2-0 en el tiempo regular. Recuperó la delantera en la prórroga, pero el tercer gol del astro francés Kylian Mbappé en el encuentro obligó a definir desde los 11 pasos. Gonzalo Montiel convirtió el penal decisivo en la tanda tras el empate 3-3 al cabo de 120 minutos de lo que fue quizá la final más electrizante de la historia.
“Estoy muy feliz, lo merecíamos de verdad, este equipo sufrió bastante, pero se fue reponiendo”, dijo a The Associated Press Josefina Villalba, de 55 años. La mujer, ataviada con los colores celeste y blanco de Argentina, era una de las fanáticas que se había acercado a una plaza capitalina para ver la final. Tras esperar 36 largos años, la Albiceleste se alzó de nuevo con el cetro mundialista borrando de un plumazo los sinsabores económicos de los últimos tiempos.
El primer título lo había logrado en 1978, pero había perdido las finales de 1930, 1990 y 2014 —esta última ya con Lionel Messi como su astro. La elogiada actuación de la selección a lo largo del Mundial de Qatar unió a la población con una alegría poco común en un país afectado desde hace años por una de las peores tasas de inflación del mundo y por una creciente pobreza. El presidente argentino Alberto Fernández felicitó en su cuenta de Twitter al plantel dirigido por Lionel Scaloni. Expandir imagen
“Son el ejemplo de que no debemos bajar los brazos. Que tenemos un gran pueblo y un gran futuro", manifestó. Fernández también agradeció las palabras de elogio del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva, sobre el “gran juego” de Messi y Ángel Di María, al señalar que "si gana Argentina gana Latinoamérica”. El presidente Chileno Gabriel Boric, quien en Twitter había alentado a la selección del país vecino cuando se decidía la suerte del partido, mandó un “abrazo gigante a los hermanos argentinos” y afirmó que “su alegría cruza la Cordillera” de los Andes tras el final del encuentro. La Albiceleste puso fin a 20 años de hegemonía europea en mundiales.
El recuerdo del fallecido astro del fútbol argentino Diego Maradona, que alzó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca en 1986, sobrevoló durante todo el certamen. Este fue el primer Mundial disputado desde que Maradona falleció, el 25 de noviembre de 2020. Tras la victoria argentina, su nombre también estuvo en boca de Pelé, desde el hospital donde se encuentra, aquejado de un cáncer. Durante décadas, Maradona y Pelé han sido adversarios en el debate sobre quién ha sido el mejor futbolista de la historia.
"¡Enhorabuena Argentina! Seguro que Diego sonríe ahora", dijo la estrella brasileña en su cuenta de Instagram. Pelé, de 82 años, elogió a Messi por haber ganado su primer mundial “como se merecía por su trayectoria” y también mencionó con admiración a su “querido amigo” Mbappé, quien además del triplete convirtió un penal en la tanda. Hubo más de un seguidor de la selección argentina que se mostró convencido de que Maradona fue el artífice del triunfo.
“El Diego está mirando todo desde el cielo; no iba a querer que Argentina pierda. ¡El primer Mundial sin él y lo ganamos! Diego está presente siempre, Diego eterno”, dijo Javier López, de 18 años, uno de los congregados en la plaza capitalina que llevaba puesta una camiseta de Argentina con el nombre de la leyenda del fútbol Facundo Alonso, de 26 años, dijo que el plantel dirigido por Lionel Scaloni “transmite algo muy distinto a los planteles de antes, que no sentían la camiseta, mientras que estos jugadores dejan todo en cada partido, ponen todo".
Bajo un sol deslumbrante, López y Alonso se unieron poco después a decenas de miles de personas que celebraron en la plaza de Buenos Aires donde se alza el monumento del Obelisco. Muchas de ellas habían viajado en metro hasta ese céntrico lugar en vagones colmados donde coreaban la canción “Muchachos”, que se ha hecho famosa entre la hinchada argentina de Qatar en este mundial y hace alusión a las ganas de hacerse con el trofeo mundial.
“Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”, cantaban a voz en grito los pasajeros mientras daban saltos. En la plaza donde se encuentra el Obelisco, la canción volvió a escucharse, lo mismo que el nombre de Messi, el capitán de la selección argentina, quien marcó un tanto en el tiempo regular, uno en la prórroga y un penal en la tanda.
Familias integradas por padres que llevaban a sus hijos en hombros y portaban la bandera argentina celebraron hasta el cansancio. Ancianos, algunos trasladados en sillas de ruedas, también se sumaron al festejo en el que los participantes tocaron cornetas y tambores. Las calles de otras ciudades argentinas se colmaron de personas. Muchas armaban círculos para celebrar, otras se trasladaban en autos adornados con la bandera argentina mientras tocaban la bocina para celebrar el triunfo. De los balcones de las casas también colgaban banderas del país.
En Rosario, ciudad natal de Messi y de Di María situada a unos 300 kilómetros al norte de la capital, el Monumento Nacional a la Bandera —símbolo de la ciudad y el epicentro de todos los festejos— colapsó de gente. Se calcula que no menos de 300.000 personas pasaron por ese lugar.
“Argentina merecía esta alegría. Más allá de todo lo malo que está pasando en el país, Di María se lo regaló, Messi se lo regaló. Soy el pibe más feliz del mundo”, dijo Rodrigo Medina, de 21 años, quien se encontraba entre los congregados. Jeremías Regolo, de 26, señaló por su parte que los festejos que presenció fueron una locura. "Superó mis expectativas. Con tanta gente en la misma sintonía. Todos festejando. Eso es lo más lindo”, sostuvo. La expectación para el encuentro del domingo era incluso mayor que en el certamen de hace ocho años en Brasil, cuando llegó la derrota ante Alemania en tiempo extra.
AP