LEO POSADA
Adiós a Leo Posada
Tuve la dicha de conocer a Leo Posada, mejor dicho; a Leopoldo Jesús Posada Hernández, en el evento del Hall de la Fama del Deporte cubano en el Big Five Club de Miami de principios del 2010 donde junto a otras glorias del béisbol y deportes cubanos en general. Leo fue uno de los exaltados y de todos el único que fue Estrella en disciplinas tan disímiles como el ciclismo desde los 14 años y béisbol.
Posada es apellido signo de pelota, como le decimos los Cubanos al baseball, y Leo es sobrino-nieto, hijo, primo hermano y tío de atletas y peloteros, familia de menudo linaje en ese bello deporte. Hablar de Leo en unas cuantas cuartillas es imposible y mucho menos hablar en pasado.
Baste decir que fue grande en atletismo y más aún en ciclismo al representar a Cuba en los Juegos Deportivos Panamericanos de 1951 en Buenos Aires y Centroamericanos de Guatemala en 1954 hasta que la pasión familiar por el béisbol pudo más y a mediados de los 50 ya no soltaría más un bate en su vida.
Pelotero amateur por poco tiempo desde 1951 con El Fortuna hasta que pasó al profesionalismo en 1954 de la mano de Daniel Parra hasta 1969. Fue figura que llegó a brillar en el fortísimo Champion cubano, en la Liga Profesional cubana, con el Habana y Almendares. Esa era la liga más fuerte del mundo entonces, solo superada por Las Grandes Ligas.
Jugó en el béisbol organizado de Estados Unidos desde 1956 y en Grandes Ligas tres Temporadas de 1960 a 1962 con Los Atléticos de Kansas City. Su debut en el Champion de Cuba fue en la temporada 1954-1955 aunque en la reserva de los rojos del Habana hasta que pudo jugar en la de 1956-1957. Y de la reserva pasaría a ser figura legendaria de aquel gran béisbol y del Almendares de 1957 a 1961 cuando la Dictadura Castrista suprimió el profesionalismo y Leo se fue de Cuba. El Habana lo había dejado fuera injustamente en 1957 y por ello siempre se identificó Almendarista.
El autor con Leo Posada
El Posada jardinero de gran brazo y buen bateo también jugaría mucha pelota en Nicaragua, Venezuela y México. Hay que decir que Leo era regular en Estados Unidos en Clase Doble A y seguía siendo jugador de cambio en el fuerte béisbol profesional cubano, que se pudiera decir era más fuerte que la Triple A de entonces.
Cuando dejó de jugar en su patria oficiaba como uno de los peloteros más populares del país. Nunca más regresó a su querida Patria desde el 11 de febrero de 1961 pero cada día pensaba en ella, en su querida barriada de La Víbora. Su casa y el propio Leo eran toda Cubanía.
Enamorado de su esposa Aida por 76 años, de su media naranja, si se incluye el decenio en que fueron novios. Por 38 años hasta el fin de sus días fue entrenador de bateo desde su propia casa en un fantástico Batting Cage en el patio de su propiedad. Miembro de la prestigiosa franquicia Dodgers de Los Ángeles por 16 años y no por gusto ha pedido ser enterrado con el uniforme de Los Dodgers.
Por su magisterio beisbolero en Estados Unidos, República Dominicana y Venezuela desde 1963 pasaron Jorge Posada jr, Cesar Cedeño, Raúl Mondesí, Steve Sax, José Offerman, Pedro Guerrero, Mike Scioscia, José “Candelita” Iglesias, Miguel Sanó y el prospecto Edgar Quero, entre tantos y reverenciado por grandes como David “Papi” Ortiz y Robinson Canó.
Lo trate personalmente en cuatro oportunidades que atesoro como oro, sin contar las veces que hablamos por teléfono, y en tres ocasiones tuve en su bella casa veladas extensas e inolvidables en compañía de su amada esposa y de su discípulo y amigo mío José Feliciano González. Leo era una biblia beisbolera andante, mejor que una computadora, era la sapiencia y honestidad personificada. No todo lo que hablamos y filme en su casa ha sido publicado. Hablando de honestidad reconoció que también cayó en cierta arrogancia que padecen Las Estrellas cuando están en activo.
Hoy; a las 09:35 de la mañana, por cáncer de páncreas, se acaba de ir otro cubano –nacido el 1ro de abril de 1934- sin ver a Cuba Libre, otro de esa especie de cubanos que está en vías de extinción, otro leñador sin bosque que no volvió a ver los árboles de la libertad cubana. Nuestro pésame a su familia, amistades, a Cuba entera y a TODO el baseball. Descansa en Paz Leopoldo Posada: ¡El Ciclista-Pelotero!
Fernando Rodríguez Alvarez