Uno de los duelos más esperados de la Premier era el Liverpool-Tottenham. Ambos conjuntos se vieron las caras este miércoles en Anfield y los 'reds' consiguieron llevarse la victoria. Los locales propusieron más que los 'spurs', que se limitaron a seguir el plan establecido por Mourinho. El luso, cuando le toca medirse a rivales con un potencial enorme, plantea un partido en el que termina por ceder el balón a su rival. El objetivo no es otro que esperar atrás bien replegados para luego aprovechar cualquier robo y salir al contragolpe. Y dicho y hecho.
El Liverpool tomó las riendas del juego y la posesión era más que escandalosa. Los 'reds' llegaron a tener en algún momento del encuentro el 80%, pero ya sabemos que tener el control del balón no te garantiza ganar el choque. Que se lo digan a Guardiola. El dominio era local y las ocasiones se sucedían por doquier. Eso sí, el Tottenham estaba tranquilo entre comillas porque no eran demasiado peligrosas.
Pero a partir del 20', la cosa empezó a subir de nivel. Tras un primer aviso de Salah, que encontró una gran respuesta de Lloris, el egipcio, al segundo intento, mandó el balón al fondo de la red. Eso sí, el atacante contó con cierta ayuda tras desviar el esférico un defensor. Klopp lo celebró a lo grande porque suponía ser líder de la Premier en ese momento. Sin embargo, Son le borró la sonrisa de la cara poco después.
En el 33', el surcoreano aprovechó un despiste defensivo y batió con mucha sangre fría a Alisson (1-1). Mou había logrado lo que estaba buscando. En caso de no ganar, el empate también valía. Pero a buen seguro que 'The Special One' se tiró de los pelos después de lo que pasó en la segunda mitad.
El Tottenham perdona y el Liverpool se lo hace pagar Tras la reanudación, el guion de partido cambió completamente. Los chicos de Mourinho eran ahora los que mandaban sobre el terreno de juego y las ocasiones eran suyas en su plenitud. De hecho, los 'spurs' coquetearon con el gol en cuatro ocasiones. Nada más arrancar la segunda mitad, Bergwijn perdonó a su rival después de no acertar ante Alisson.
Poco después, Kane, en un regalo de Alisson, intentó superar al brasileño y este respondió con creces mientras retrocedía a la portería. Y los dos restantes fueron para ambos. El neerlandés recibió al espacio y mandó el balón al travesaño. Pero la cosa no quedó ahí. Tras irse el balón a córner, el '10' del Tottenham remató completamente solo en boca de gol y mandó el balón alto. No estuvo acertado en la definición.
Su entrenador no se lo podía creer. Había tenido oportunidades para haberse adelantado en el marcador. Y si perdonas tanto al final lo acabas pagando. Justo cuando entraba el choque en el 90', Firmino, en un saque de esquina, entró como un rayo al área y cabeceó para ganar el partido y poner líder al Liverpool. Éxtasis en Anfield y no era para menos. El campeón tomó el liderato y dejaron al Tottenham tres puntos por detrás.
AFP