Kelvin Leerdam ha sido afortunado en comparación con otros jugadores extranjeros en la MLS. Lo favoreció un hecho absolutamente fortuito. Nació en Suriname, creció en Holanda y reside aún en Europa cuando no está jugando para los Sounders de Seattle.
El mes pasado, en el momento en que el calendario escolar permitió que su esposa y sus dos hijos pequeños fueran al estado de Washington para el inicio de la temporada, Leerdam se entusiasmó ante la oportunidad de traer a su familia. Y esto ocurrió justo antes de que la pandemia de COVID-19 se esparciera casi por todo el mundo, complicando los viajes. “Supuestamente iban a venir y pasar un buen rato”, dijo Leerdam. “Pero todo cambió”.
Ninguna otra liga del mundo tiene la diversidad geográfica de la MLS, que contaba con jugadores de 74 nacionalidades distintas al inicio de la temporada de 2020, de acuerdo con información de Sports Reference. La Liga Premier inglesa tenía 63 nacionalidades representadas entre los jugadores en la campaña 2019-20, la misma cifra que en la Bundesliga. La Serie A de Italia tiene 65 y la La Liga de España 52.
La diversidad ha sido positiva para la MLS pero la situación genera presiones emocionales y mentales durante la pandemia. “Constantemente nos estamos comunicando con los jugadores. Si hay algo que necesiten trabajaremos duro para conseguirlo”, dijo el entrenador de los Timbers de Portland Giovanni Savarese, quien tiene familia en Italia. La MLS extendió la suspensión de entrenamientos en varias ocasiones, la última hasta el 15 de mayo. El 8 de junio representa la fecha más próxima en que podría reiniciar la liga.
Eso ha llevado a jugadores y entrenadores de Europa, América Latina y Asia a preguntarse cuándo tendrán oportunidad de volver a casa. “Creo que en este momento es un problema mundial. Somos una sola nación en este momento”, dijo el entrenador de Montreal, Thierry Henry.
“De cualquier forma, donde estén, estamos preocupados por nuestras familias, pensando en cómo están todos y asegurándonos de que respeten las reglas de quedarse en casa y no propagar este brutal virus”. El novato del Real Salt Lake Giusseppe Rossi nació en Estados Unidos antes de mudarse a Italia a los 12 años. Jugó en la Liga Premier, La Liga de España y la Serie A en su carrera profesional, pero sus raíces están en dos zonas particularmente golpeadas por el coronavirus: Italia y Nueva Jersey.
“Tengo a mi tía que vive a un kilómetro de mi primo, su hijo, y no se han visto en un mes, mes y medio”, dijo Rossi sobre su familia en Italia. “Es simplemente extraño. Una locura”. Savarese está en una situación similar. Nació y creció en Venezuela pero sus padres son italianos y regresaron a su país de origen.
Su mente está dividida entre las preocupaciones por su familia y jugadores que están aquí y por otros parientes en Europa'. “Tengo familiares que son policías y tienen que estar en las calles de Bologna, donde está muy complicado. Tienen miedo de salir a la calle. Y viendo cuánta gente ha fallecido es increíble”, dijo Savarese. “La situación en hospitales es preocupante”.
AP