Chase Claypool no tenía idea de que estaba en el radar de los Steelers. Pero resulta que en el evento “combine” de la NFL, hubo algo del receptor que llamó la atención del coordinador ofensivo Randy Fichtner. “Tiene algo muy peculiar”, comentó Fichtner.
También tiene talento y velocidad. Tanto, que los Steelers decidieron reclutarlo en el viernes en la segunda ronda del draft, con la esperanza de que su llegada brinde a Ben Roethlisberger otro destinatario en la zona roja, cuando el veterano quarterback regrese tras una cirugía en el codo derecho. Claypool, de 1,93 metros (seis pies, cuatro pulgadas) y 108 kilogramos (238 libras), atrapó 66 pases para 1.037 yardas y 13 anotaciones el año pasado en Notre Dame.
Se incorpora a un ataque que busca otro jugador capaz de generar jugadas, tras un accidentado 2019, en que los Steelers finalizaron con una foja de 8-8 luego de quedarse sin Roethlisberger desde el intermedio del partido de la segunda semana. “Su producción durante esta última temporada fue fuera de serie”, dijo Fichtner acerca de Claypool.
“Ha crecido en cada temporada. Es uno de esos chicos que anotan. Hay modos de hacerlo, y él encuentra la forma de conseguir un touchdown casi en cada partido que juega”. El juego por aire fue un defecto mayor de Pittsburgh en 2019, luego que Roethlisberger se lastimó.
Los Steelers finalizaron en el 31er puesto de la liga en yardas por pase, y alternaron en el puesto de quarterback a Mason Rudolph y a Devlin Hodges, un año después de que Roethlisberger ganó el título de los pasadores de la NFL. El “Big Ben” tiene previsto regresar en 2020, y Claypool será el segundo colaborador en unirse a la ofensiva aérea durante el último mes. Los Steelers contrataron al tight end Eric Ebron por dos años, como agente libre.
Ebron puede ganar duelos en la parte interior del terreno. Claypool, quien corrió las 40 yardas en 4,42 segundos, pude hacer lo mismo en la zona exterior.
AP