Carroll Shelby fue el responsable de llevar a Estados Unidos a la cima del automovilismo con su Shelby GT350 hace ya más de cincuenta años y ahora otras reliquias del pasado brillan en los momentos previos a las 24 horas de Daytona. En la exhibición 'Heritage' los apasionados del motor disfrutan de un repaso a la historia de este deporte con más de una veintena de automóviles históricos que reflejan cómo ha cambiado la competición.
En 1966, Shelby, quien ha sido el único en ganar las 24 horas de Le Mans como piloto, productor y jefe de equipo, cambió por completo la industria de este deporte al vencer a los imbatibles Ferrari y otorgar a Ford la corona del automovilismo.
La compañía estadounidense le entregó el programa de carreras Ford GT y en pocos meses Shelby transformó la marca de un completo perdedor a un ganador instantáneo, alzándose así con las pruebas de resistencia de Daytona, Sebring y la joya de la corona de las competiciones internacionales, Le Mans. Así, el estadounidense marcó una era en la cultura del automovilismo norteamericano que ahora reconocen los cientos de apasionados del motor que se desplazan de todos los lugares del país para este evento multitudinario.
'Hay una mentalidad un poco diferente desde los sesenta al día de hoy. Por aquel entonces era un pedazo de carrera, la gente moría constantemente, era el deporte de motor duro y de verdad', comentó a los medios el piloto del Ferrari 488 GT3 de la Scuderia Corsa Cooper MacNeil.
Reliquias de aficionados Este es el caso de Brian Wallz que participa por cuarta vez en la exhibición. Wallz presenta su Caprice de 1981 que había estado guardado en un granero durante 25 años y con el que ha corrido pocas horas antes de que comience la prueba de resistencia oficial. ‘Esta exhibición es un evento muy divertido, he podido correr cinco vueltas a la pista y tienes la oportunidad de ver algunos viejos y chulos coches de carreras y creo que los aficionados realmente lo disfrutan’, dijo en una entrevista a Efe.
Este piloto amateur, que se ha desplazado desde Jacksonville (Florida) simplemente para participar en este evento, asegura que es una experiencia ‘única’ para los fanáticos de los automóviles. ‘Esto es la competición mundial del automovilismo. Estamos en la misma pista por la que corrieron Mario Andretti o Fitipaldi y todos esos grandes pilotos. Y eso es impresionante’, aseveró el estadounidense.
Esta no es la única reliquia que se puede encontrar en esta exhibición del ‘2020 Rolex at Daytona’, donde uno también puede encontrarse con un Porsche 962-HR1 de 1985 o un Greenwood Corvet de 1976, que corrió hace más de cuarenta años en este mismo circuito. Además, esta es la perfecta oportunidad para intercambiar conocimientos, piezas y coches entre los aficionados que utilizan este tipo de eventos para encontrar todo lo necesario para restaurar sus propios automóviles clásicos.
Emoción en la pista
La emoción sigue en la pista donde, a diferencia de muchas otras competiciones, los aficionados se pasean por allí minutos antes de que empiece la carrera y aprovechan para conocer a sus ídolos y fotografiarse junto a ellos y sus coches. Durante unos instantes los espectadores pueden ver cómo son las entrañas de un box de carreras y cómo se ultiman los últimos ajustes a los coches en los que vivirán los pilotos durante las próximas 24 horas.
MacNeil, que corre para ‘conseguir un reloj nuevo’, se lo ha hecho saber así a los aficionados que le han preguntado, y será el primero de su equipo en afrontar las primeras cuatro horas de la competición en la que hay ‘unas condiciones perfectas’. ‘Ni una sola nube en cielo, un poco de viento, 18 grados (celsius), honestamente no podría ser mejor día para correr. La temperatura de los coches, de la emisión y del motor será más baja así que son las mejores condiciones. Mucho mejores que el año pasado en el que llovió durante gran parte de la carrera’, explicó el piloto estadounidense.
EFE