El dueño de los Cowboys, Jerry Jones, negó que vaya a despedir al entrenador Jason Garrett, y básicamente rogó a su decepcionante equipo que obligue a que los rivales pierdan más balones.
La defensiva de Dallas luce bien en los rankings, pero no puede generar consistentemente jugadas que marquen la diferencia en los partidos. Y ese problema encabeza la lista de un equipo que sigue liderando la División Este de la Conferencia Nacional con una foja de 6-6, pero que está por debajo de las altas expectativas que había generado un inicio de temporada con récord de 3-0. El ejemplo más reciente de las insuficiencias llegó en el Día de Acción de Gracias, con una derrota por 26-15 ante Buffalo.
El quarterback de segundo año Josh Allen logró el mejor rating de su carrera, gracias en parte a que Cole Beasley, exreceptor de Dallas, logró el partido más destacado en su primera temporada con los Bills. El total de 356 yardas permitidas no afectará a los Cowboys, que son décimos de la liga en esa categoría. Pero por cuarto duelo consecutivo, Dallas no forzó una sola pérdida de balón. Antes de eso, había logrado siete en dos partidos.
“Pienso que podemos lograr algunos intercambios de balón”, dijo Jones. “Vamos a tener que hacerlo ahora para ganar estos próximos partidos. ¿Pienso que es posible que eso ocurra? Absolutamente. “¿Considero probable que esto pase con la forma en que hemos jugado los últimos dos partidos? Coincido en que no esperaría que alguien vaya a apostar su casa a esto. Pero desde luego que creo que hay lo suficiente para hacerlo aquí. He hecho apuestas mucho más riesgosas”.
Los Cowboys tienen una diferencia de menos cinco en balones perdidos contra recuperados en los últimos cuatro partidos. Ganaron los dos duelos en los que se combinaron para siete balones entregados por los contrincantes. “La defensa del oponente obliga a que perdamos balones y nosotros no estamos haciendo eso”, lamentó el defensive end Robert Quinn. “Se vuelve frustrante, pero hay que seguir trabajando y hacer las jugadas cuando se presenten”.
QUÉ FUNCIONA
Parece que la presión al quarterback rival sigue funcionando, ante las cuatro capturas que sufrió Allen. El problema es que buena parte de esa presión fue generada por cargas rápidas. El cornerback Jourdan Lewis realizó dos de las capturas y el safety Darian Thompson fue el primero en caerle a Allen en otro “blitz”.
Los Bills lucieron suficientemente confiados en la protección que le brindaron a Allen como para permitirle que lanzara desde la bolsa en la zona final. Completó el envío de 29 yardas con Beasley, en tercer down. Fue la primera jugada clave a favor de Buffalo, después de que Dallas había logrado una anotación en su primera serie.
QUÉ FALTA
No hay que dejarse engañar por las 355 yardas por aire con dos touchdowns. Dak Prescott está en una minicrisis después de tomar la delantera de la NFL en yardas por pase tras 10 encuentros. Aunque la presión ha incidido, Prescott fue responsable por los dos balones que Dallas perdió, uno en intercepción y otro en fumble.
El mariscal de campo soltó otro balón en cuarta oportunidad, algo equivalente a una tercera entrega. El peor pase de Prescott dejó el balón en los pies del corredor Ezekiel Elliott en cuarto down y en la yarda seis de Buffalo. Elliott tenía mucho espacio para escaparse, y probablemente habría anotado.
AP