Sevilla y Real Madrid cierran el domingo la quinta jornada de LaLiga en un exigente examen para Zinedine Zidane, que empieza a estar cuestionado y visita un campo 'maldito' para el madridismo y en el que además le espera el líder, comandado por Julen Lopetegui, un viejo conocido. Por historia y por las estadísticas recientes, el Ramón Sánchez Pizjuán, unido al gran momento del Sevilla, líder invicto con 10 puntos, no es, a priori, la ocasión más propicia para que el Real Madrid levante cabeza tras su dolorosa derrota en la 'Champions' (3-0 ante el París Saint-Germain).
Los nervionenses siempre se crecen en citas como ésta y parece que le tienen cogida la medida. Será un duelo duro, siempre disputado en el estadio de Nervión y plagado de reencuentros, con el regreso cada curso controvertido de Sergio Ramos al club donde se formó y la presencia de exmadridistas de peso en el Sevilla: Lopetegui -que hace apenas once meses fue destituido como técnico del Madrid-; Reguilón, cedido por no contar con la confianza de Zidane; y el mexicano Chicharito Hernández, cuya estrella sólo lució un año en el Bernabéu (2014-15).
Más allá del momento en el que los merengues, y en especial Zidane, llegan al Sánchez Pizjuán, por las malas sensaciones que desprende el Real Madrid pese a estar recién estrenada la temporada, en el Sevilla sólo piensan en dar lo mejor de sí, su mejor versión, para reforzar su liderato y seguir soñando.
Desde el bloque sólido y con jerarquía que ha construido, Lopetegui se centra en los suyos, no tiene ánimo de venganza deportiva y, sabedor de que ganar o perder depende de muchos factores, quiere que su equipo haga lo que está haciendo, como el jueves en la Liga Europa ante el Qarabag (0-3) o en los cuatro choques que van de liga (3 triunfos fuera y un 1-1 en casa con el Celta). Sin el lesionado Nolito y tras el largo viaje de regreso desde Bakú, donde hizo hasta siete cambios, se prevé que vuelva a su once tipo.
En el medio campo mandan el brasileño Fernando y Joan Jordán, una de las sensaciones del inicio liguero, junto a Éver Banega, con el también argentino Lucas Ocampos, que jugó en Azerbaiyán por sanción, el holandés Luuk de Jong y Óliver Torres en ataque. Al Real Madrid, Zidane le busca una vuelta de tuerca sin renunciar a protegerse, como ya hizo en pretemporada, con un sistema con tres centrales o pasar a un trivote más defensivo en el centro del campo con el regreso de Fede Valverde ya recuperado.
Por ahí perdió la batalla de París, condicionado por la mala planificación de la plantilla y las bajas en la medular. Con el orgullo herido llega el Real Madrid a un estadio donde perdió en siete de sus diez últimas visitas ligueras. Para los optimistas el escenario perfecto para levantarse en una semana importante en la que encara dos salidas ligueras de nivel, tras el Sánchez Pizjuán el Wanda Metropolitano (en medio recibe en casa al Osasuna). Saldrá reforzado o definitivamente tocado Zidane de estos duelos. Buen conocedor del entorno madridista y todo lo que conlleva los malos resultados.
El fútbol no entiende de memoria, solo de presente, y Zidane comienza a convivir con el nombre de José Mourinho como el salvador a la primera crisis del curso, que no es más que la continuación de lo vivido la pasada temporada.
La encara con las importantes bajas de Modric, Isco, Marco Asensio y Marcelo. Recupera al capitán Sergio Ramos y Nacho. Tras dos partidos desde su regreso, los focos apuntan a Eden Hazard, obligado a mejorar sus prestaciones y ejercer un liderazgo que aún no ha aparecido del elegido nuevo referente madridista. Su titularidad es una de las dudas que debe despejar Zidane según el perfil de equipo que busque. Si apuesta por los mejores en el aspecto físico, el belga no está en este momento entre ellos.
En función de la apuesta táctica de Zidane apostará por un once u otro. Si se decanta por tres centrales junto al regreso de Ramos se mantendría en el once Militao. La banda izquierda será para Mendy. El tridente Hazard, Bale y Benzema se trastocaría si el belga inicia desde el banquillo para dar entrada a jugadores que trabajen más en defensa como Lucas Vázquez.
EFE