Cuando el reportero a cargo de la entrevista televisiva previa al partido le preguntó sobre cómo se sentía en el hombro izquierdo, Novak Djokovic respondió parco: “Aquí estoy. A jugar”. El serbio entró a la pista del estadio Arthur Ashe con su raquetero colgando sobre ese hombro y saludó al público con ese mismo brazo — como para garantizar a los presentes que estaba listo. Una vez que comenzó el partido, el campeón vigente del Abierto de Estados Unidos y máximo cabeza de serie evidenció estar en óptimo nivel.
Y cumplido el trámite de su victoria 6-3, 6-4, 6-2 ante el estadounidense Denis Kudla la noche del viernes, para instalarse en la cuarta ronda por 12da presentación consecutiva en Flushing Meadows, Djokovic manifestó un cambio en su condición física.
“He podido jugar casi sin dolor”, aseguró Djokovic en la entrevista a pie de cancha. “Eso es una gran mejoría”. Dos noches atrás, Djokovic se quejó sobre lo mucho que la molestia le afectó al recibir tratamiento en varias ocasiones durante el partido ante el argentino Juan Ignacio Londero.
“No voy a entrar en los detalles médicos”, afirmó Djokovic. Pero reveló que no se entrenó el jueves para darle descanso a la articulación. Djokovic es un derecho, pero usa el brazo izquierdo para su revés de dos manos y también para soltar la pelota al aire en el saque. Apeló bastante a un revés cortado de una mano al inicio del duelo ante Kudla, el 111 del mundo, quizás para cuidar el hombro, pero eventualmente se fue soltando con el revés de dos puntos para ganar puntos.
Su próximo partido será el domingo ante Stan Wawrinka, tres veces campeón de Grand Slam. Rumbo a esa cita, Djokovic ha ganado 36 de sus últimos 37 partidos de Grand Slam y cuatro de los últimos majors. Va en busca de un cuarto cetro del US Open y el 17mo título en un grande de su carrera.
AP