MIAMI, Estados Unidos. – El exbeisbolista cubano Brayan Peña, actual manager de uno de los equipos sucursales de la franquicia Tigres de Detroit, relató al diario The Hartford Courant su largo recorrido para llegar a Grandes Ligas y lo que significó para el salir de Cuba hacia los Estados Unidos.
Peña, que arriesgó su vida para salir de la isla, explicó al periodista Dom Amore la importancia de llegar a Norteamérica y jugar en el mejor béisbol del mundo, una oportunidad que, según dice, trató de no desaprovechar.
“Mi regla más importante es que todo el mundo tiene que estar afuera para el himno nacional. Todos. No hay excusas. Porque hay tantas personas que se sacrificaron por mí para estar aquí hoy, para que tengamos esta libertad, para que podamos perseguir nuestro sueño y tener democracia. Tenemos que tenerles respeto”, dijo Peña, al frente de los Tigres de Connecticut desde este año.
El manager confesó que haber sufrido la tiranía de los Castro lo ha enseñado a amar a Estados Unidos. Asimismo, haber arriesgado su vida y la de su familia enseño a respetar el béisbol todavía más. El manager también abordó el momento actual de los cubanos que actúan en Grandes Ligas, el cual valoró de muy positivo.
“Somos una comunidad muy pequeña (…) pero muy poderosa, porque creemos en lo que podemos aportar. Creemos que estamos haciendo algo grandioso. La próxima generación que viene, la ‘próxima ola’ lo llamo, entienden que estamos progresando, tratando de abrirles la puerta. Poco a poco, estamos pasando la antorcha; muchos de ellos, incluso los jugadores más jóvenes que no conozco, aprecian lo que hice, la forma en que me manejé durante mi carrera como jugador. Eso es lo que quieres, para que entiendan la forma en que entiendo por lo que pasó Luis Tiant, por lo que pasó Minnie Minoso, por lo que pasó Tony Oliva, Tony Pérez. Son los pioneros del movimiento”, dijo el ex receptor de Bravos de Atlanta, Reales de Kansas City, Cardenales de San Luis, Tigres de Detroit y Rojos de Cincinnati.
Peña abandonó la selección nacional de Cuba durante una visita a Venezuela. Con la ayuda de un amigo, logró escapar por la ventana de un baño. De allí pasó a Costa Rica y, finalmente, a los Estados Unidos. Ahora, su sueño es que los jóvenes cubanos puedan llegar a Grandes Ligas sin tener que arrastrarse por las ventanas del baño para sacar a su familia de la miseria. Y sigue optimista de que vivirá para verlo.
“Creo que el futuro será brillante (…) pero, definitivamente, el gobierno cubano tendrá que hacer cambios (…) No soy político, pero no soy una persona ingenua. Yo creo en los Estados Unidos. Creo en lo que los estadounidenses predican. Yo creo en la libertad. Yo creo en la democracia. Cuando has tenido todo eso te das cuenta de que la gente en Cuba está sufriendo. Están muy lejos de la realidad, muy lejos de la democracia. Siento que mi gente merece algo mejor. Y creo que el béisbol es una herramienta enorme y poderosa para hacer que las cosas sucedan”, concluyó.
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