LOS ANGELES — Un terremoto de 7.1 grados en la escala de Richter sacudió la noche del viernes al Alto Desierto de California, a unas 150 millas de Dodger Stadium, el último de una serie de temblores que han golpeado la región. Los Padres y los Dodgers estaban jugando la parte baja de la cuarta entrada en el estadio de 57 años cuando se sintió el terremoto.
Las cámaras del jardín central y los postes de foul empezaron a moverse y los fanáticos a gritar, muchos de ellos dejando sus asientos. Con dos outs y las bases vacías, el abridor de los Padres, Eric Lauer, le lanzó varios pitcheos al puertorriqueño Enrique Hernández mientras el público empezaba a reaccionar ante lo que estaba sucediendo.
“No mucha gente puede decir que tiraron un strike durante un terremoto”, dijo Lauer. “Honestamente yo no sentí nada”, contó Hernández. “Por la gritería, pensé que un fanático se había metido al terreno. ¿Por qué está gritando toda la gente si me acaban de abrir con strike? Nunca lo sentí. El batboy le dio unas pelotas al umpire y dijo que había un terremoto.Cool, dije.”
“Cuando vi el poste foul moviéndose le dije a Rod (Barajas, el coach de la banca de los Padres), ‘Me encantaría que Kike Hernández diera un batazo directo contra el poste y que la bola salga foul’”, bromeó Andy Green, el piloto de los Padres. “Pero uno nunca sabe qué tan grave será el asunto. No tenía ni idea de la magnitud, pero con ese gentío que estaba en el estadio estoy contento de que todo el mundo esté bien”.
Por Ken Gurnick / MLB.com