La Liga del Atlántico, independiente, se convirtió el miércoles en el primer circuito profesional del país en permitir que una computadora marque las bolas y los strikes, durante su Juego de Estrellas. El umpire del plato Brian deBrauwere utilizó un auricular conectado a un iPhone que llevaba en el bolsillo, para indicar lo que se le dictaba desde un sistema computarizado TrackMan, que emplea un radar Doppler. DeBrauwere se colocó en cuclillas, la posición habitual, detrás del cátcher. Desde ahí, marcó las bolas y los strikes.
“Mientras no podamos confiar al 100 por ciento en este sistema, tengo todavía que ir ahí con la intención de mirar un lanzamiento, porque si el sistema falla en registrar un lanzamiento, o si marca como strike una pelota que pasó a pie y medio del plato, tengo que estar preparado para corregir eso”, explicó el umpire humano antes del juego. No pareció que deBrauwere experimentara demora alguna en recibir las señales al comienzo. Pero los peloteros sí notaron una gran diferencia.
“En una ocasión, yo había atrapado ya la pelota que me devolvió el cátcher, y fue entonces que se señaló el strike”, dijo el pitcher Daryl Thompson, quien no se percató de que se empleaba la tecnología, sino hasta que estuvo en desacuerdo con una marcación. El pelotero de cuadro L.J. Mazzilli dijo que algunos peloteros que se poncharon permanecieron un segundo adicional en la caja de bateo, esperando a que se cantara el tercer strike.
"El futuro es algo loco, pero es interesante ver el rumbo del béisbol”, comentó Mazzilli. Los umpires tienen la facultad de revocar lo marcado por el dispositivo computarizado, que consideraría como strike un pitcheo si la pelota rebota antes de llegar al plato y luego cruza la zona buena. TrackMan tampoco tiene la capacidad de evaluar si un bate cruzó el plato. A Kirk Nieuwenhuis, exjugador de las Grandes Ligas, no le gusta la idea de dar a los umpires el poder de veto. “Si el umpire sigue teniendo discrecionalidad, se invalida el propósito de esto”, indicó Nieuwenhuis, quien bateó para .221 con 31 jonrones en 978 turnos al bate durante su trayectoria en los Mets, los Angelinos y los Cerveceros.
Unos 45 minutos antes del primer lanzamiento, el locutor del parque pidió que los fanáticos notaran una pantalla negra que colgaba del techo detrás del plato. Dijo en broma que podían culpar a la computadora de cualquier decisión que les desagradara. “Ésta es una noche emocionante para las Grandes Ligas, la Liga del Atlántico y el béisbol en general”, dijo Morgan Sword, vicepresidente de operaciones económicas de las mayores. “Esta idea ha rondado por ahí durante mucho tiempo, y ésta es la primera vez que cobra vida en una forma amplia”.
AP