El técnico de Tottenham Mauricio Pochettino al llegar a su hotel en Madrid, el miércoles 29 de mayo de 2019. Tottenham enfrentará a Liverpool en la final de la Liga de Campeones el sábado.s (AP/BERNAT ARMANGUE)
Tottenham rara vez acaricia un trofeo.
MADRID. Escenario familiar para Liverpool. Ignoto para Tottenham. La segunda final inglesa de la Liga de Campeones enfrenta a uno de los clubes más laureados de Europa contra un conjunto que inesperadamente se ha colado dentro de la élite del continente. Después de perder la final del año pasado ante el Real Madrid, el Liverpool de Juergen Klopp dispone de otra oportunidad de levantar la Copa de Europa por sexta vez el sábado.
El técnico Mauricio Pochettino no pudo adquirir a un solo jugador en las últimas dos ventanas de fichajes — algo inédito para un club de la Liga Premier — debido a la frugalidad que se impuso al completar la construcción de su nuevo estadio, a un costo de 1.000 millones de dólares. De todas formas, el timonel argentino acaba de asegurar la cuarta temporada seguida en la que quedan entre los cuatro primeros de la Liga Premier por encima de Arsenal y Manchester United, clubes con mayor presupuesto.
Clasificarse a la Champions es considerado como todo un logro para un club que sólo ha alcanzado cuatro finales en copas europeas de segundo nivel, la más reciente al ganar la desaparecida Copa UEFA en 1984. Desde que Pochettino tomó las riendas en 2014, el gasto en fichaje no pasa de las 30 millones de libras (38 millones de dólares). Esa es la sexta parte de lo invertido por Liverpool en los últimos cinco años.
“Uno puede considerar que el técnico tiene plena confianza con quienes ha trabajado en los últimos dos años, que cree en ti y que no quiere traer a nadie para hacerte competencia en tu posición”, dijo el zaguero de Tottenham Danny Rose. “O lo puedes interpretar que nadie quiere jugar en Tottenham, porque el club no tiene dinero para fichar”.
Ese no es el reproche que se lanza a John Henry, el dueño de Liverpool y que también es el patrón de los Medias Rojas de Boston, los campeones del béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos. La respuesta de Klopp tras la derrota en la pasada final fue desprenderse del torpe arquero Loris Karius y — por corto tiempo — romper el récord para el fichaje de un portero al llevarse a Alisson Becker de la Roma por 85 millones de dólares. Aquella final en Kiev fue agónica para Mohamed Salah, quien tuvo que salir del partido en la primera media hora tras sufrir una lesión en el hombro, y Liverpool perdió 3-1.
El delantero egipcio no pudo acercarse al botín de 44 goles que facturó la temporada pasada, con 26 en todas las competiciones al repartirse los tantos con sus compañeros Sadio Mané y Roberto Firmino. Ahora el objetivo es prevenir que Liverpool pierda una tercera final seguida de la Champions desde la última consagración en 2005. “Todo es mucho mejor en esta oportunidad”, dijo Salah.
“Y tenemos más experiencia que la vez pasada”. Esa experiencia fue lo que les empujó hasta el último día de la puja por la Premier al amasar 97 puntos que habitualmente hubieran alcanzado para atrapar la corona. “Si se tiene que dar una recompensa por el mayor crecimiento en los últimos 12 meses, hay que dársela a los Reds, así debe ser”, dijo Klopp. “Los chicos hicieron un trabajo increíble, pero entendemos que esto se trata de ganar las competiciones”.
AP