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Diecisiete años después que los Patriots derrotaron a los Rams por el campeonato de la NFL, los fanáticos en San Luis estarán pendientes del nuevo duelo entre ambos equipos en Atlanta. Pero la lealtad ha cambiado desde que los Rams se mudaron de vuelta a Los Ángeles hace tres años, dejando atrás un legado y algo de animadversión. Los que detestan a los Rams encontraron a muchos que piensan así en los bares de San Luis. En los 11 bares Hotshots en la ciudad, los fanáticos podrán ordenar jarras de cerveza con descuento cada vez que los Patriots anoten un touchdown. Fotos con la imagen del dueño Stan Kroenke serán colocadas como blanco de dardos y hasta en los orinales.
“Un detalle divertido que hemos incorporado a la experiencia y darle algo de consuelo a la gente de San Luis mientras presencian el partido”, dijo el director de mercadeo de Hotshots Justin Boyd. Kroenke sigue siendo detestado. En principio, el oriundo de Missouri negó la intención de mudarse.
Pero para 2015 se hizo obvio que Kroenke tenía la mira puesto en California. En enero de 2016, pese a la propuesta de San Luis para construir un nuevo estadio que costaría 1.000 millones de dólares, financiado mayormente con fondos públicos, los dueños de equipos de la NFL aprobaron que se fueran a Los Ángeles. El resentimiento en San Luis perdura. Tampoco ayudó que los abogados de Kroenke presentaron una pésima evaluación de San Luis como sede de un equipo de la NFL en su presentación. Aún hay demandas que se tramitan en los juzgados.
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