Los Eagles se encuentran en una situación conocida para ellos pero inusitada para los campeones del último Super Bowl. Por segundo año consecutivo, no se les considera favoritos para coronarse. Y esta vez, su camino hacia la coronación luce mucho más complicado. Filadelfia (9-7) trata de ser apenas el tercer equipo de la historia que se corone pese a llegar a la postemporada como sexto preclasificado. Antes lo lograron los Steelers de Pittsburgh en 2005 y los Packers de Green Bay en 2010.
El año pasado, Filadelfia se dio el lujo de descansar en la primera ronda de la postemporada y fue local en dos partidos. Sin embargo, pocos esperaban que el equipo llegara muy lejos con el quarterback sustituto Nick Foles. Nunca antes un equipo que arribaba como primer preclasificado no había sido favorito en su duelo de primera fase de los playoffs. Pero los Eagles superaron por 15-10 a los Falcons de Atlanta.
Después de aquel encuentro, Lane Johnson y Chris Long se pusieron máscaras de perros, para hacer un juego con la palabra inglesa “underdog”, que se usa para describir a quien no es favorito. El gesto se propagó por toda la ciudad a medida que Filadelfia siguió avanzando. Los pronósticos consideraban favoritos a los Vikings de Minnesota por tres puntos en la final de la Conferencia Nacional, pero los Eagles se impusieron por una paliza de 38-7.
En el Super Bowl frente a los Patriots de Nueva Inglaterra, los cálculos apuntaban a una desventaja de cuatro puntos y medio para los Eagles, que sin embargo ganaron por 41-33. Y Foles terminó nombrado como el Jugador Más Valioso del gran partido. Para tres de los cuatro partidos de comodines que se realizarán el fin de semana, la diferencia combinada entre los rivales de acuerdo con los pronósticos es de cinco puntos y medio.
El duelo restante es el de Eagles-Bears, donde esa diferencia es de seis puntos en contra de Filadelfia. “No ser favorito y volver a esto significa que tuvimos que pasar por muchas cosas como equipo, porque no comenzamos bien este año. En realidad, fue lo contrario”, dijo Foles el miércoles. “Luego, los problemas crecieron. Tuvimos que pelear para conseguir esto, pero ello nos ha unido. Eso es lo que ocurrió con todos estos altibajos. Nuestra mentalidad se ha fortalecido”. Foles siguió comandando la ofensiva al comienzo de la campaña, dado que Carson Wentz no se había recuperado de la cirugía de rodilla que lo dejó fuera de combate en diciembre de 2017.
Los Eagles tenían una foja de 1-1 en la semana 3, cuando Wentz volvió, pero el quarterback lució inconsistente durante buena parte de la campaña. Tras una derrota por 29-23 en tiempo extra ante Dallas en la semana 14, Filadelfia quedó en una foja de 6-7 y con pocas esperanzas de clasificarse.
Luego, Wentz quedo marginado de nuevo, ahora por un problema de espalda. Foles dio otra vez el paso al frente y guio a Filadelfia a un triunfo sorpresivo por 30-23 sobre los Rams de Los Ángeles el 16 de diciembre. El mariscal de campo impuso un récord de la franquicia con 471 yardas por pase en un triunfo por 32-30 sobre Houston durante el partido siguiente, y los Eagles aseguraron el boleto a postemporada con una paliza de 24-0 sobre Washington, combinada con una victoria de Chicago en Minnesota. Y en vez de máscaras de perro, los jugadores defensivos han usado ahora pasamontañas.
Comenzaron a hacerlo en Dallas, como un desafío. Se cubrirían el rostro cada vez que obligaran a que el rival regalara un balón. Lo habían conseguido nueve veces en los primeros 12 partidos e igualaron el número después de recurrir a esta técnica de motivación. “Lo de los pasamontañas es más una diversión para los chicos”, dijo el coordinador defensivo Jim Schwartz. “Cualquier cosa que pueda promover la camaradería y sentimientos así es buena”.
AP