El Real Madrid superó sin dificultades al Melilla (6-1), selló su clasificación para los octavos de final de la Copa del Rey e Isco Alarcón y Marco Asensio, opositores a entrar en las alineaciones de Santiago Solari, reclamaron más protagonismo con una buena actuación. La hora de los señalados y de los meritorios llegaba en un duelo perfecto para que algunos de los menos habituales para Solari levantaran la mano y reclamaran al técnico argentino más presencia en los partidos de relumbrón.
Solari, esta vez sí, y después de siete partidos, dio la titularidad a Isco Alarcón; tal vez el hombre con la lupa más grande sobre su figura de todos los que se quieren reivindicar. También salieron de inicio Marco Asensio, el brasileño Vinícius Júnior y otros como el uruguayo Fede Valverde o el dominicano Mariano Díaz.
El choque ante el Melilla era una oportunidad coral para todos. Y no defraudaron, con especial mención para Isco y Asensio, que recuperó su olfato goleador seis partidos después de su último tanto, precisamente ante el Melilla en el choque de ida. Su intermitencia alternando banquillo con choques en el once, con partidos irregulares, ha sido manifiesta a lo largo del último mes.
Asensio volvió a encontrarse a sí mismo y se encargó de ser protagonista en los tres goles blancos del primer tiempo. Primero, marcó en el minuto 33, tras finalizar una gran jugada individual; después, repitió en el 35, después de aprovechar una asistencia de Vinícius; y, finalmente, dio un gran pase a Javi Sánchez para que el canterano firmara el tercero. Hasta esos instantes, el Real Madrid firmó veinte minutos iniciales inconsistentes en los que el Melilla se acercó a la portería de Keylor Navas, que tuvo que emplearse a fondo con un disparo de Mizzian desde fuera del área y que respiró cuando vio como dos oportunidades de Yacine y del mismo Mizzian se marcharon por encima del larguero.
Entonces, el Real Madrid dijo basta e Isco comenzó a carburar al lado de Valverde, muy inspirado junto a Marcos Llorente en el centro del campo. El malagueño combinó muy bien en varias ocasiones con Vinícius, a quien le faltó puntería o bien se encontró Pedro Luis en una ocasión que salvó de manera prodigiosa el meta del Melilla. La aparición de Asensio antes del descanso rescató al Real Madrid del empate sin goles y, después, en la reanudación, Isco recogió el testigo de su compañero con una definición rotunda en los primeros compases de la segunda parte: su disparo desde fuera del área que entró por la escuadra derecha de la portería de Pedro Luis, fue incontestable. Isco tiene una calidad suprema.
Como Asensio. Y ambos dieron un paso al frente durante un buen tramo del partido, el necesario para dejar el resultado sentenciado y encarrilado para que otros intentaran lucirse. Uno de ellos fue Vinícius, que comenzaba a deprimirse por su mala puntería.
El brasileño lo intentó mil veces y casi siempre falló. Se mostró como un buen "gambeteador" (con el River-Boca llamando a la puerta del Bernabéu, es la palabra más apropiada), pero no destacó en el arte de perforar porterías. Al final, consiguió el premio a su insistencia a falta de quince minutos para la conclusión del choque. Marcó, lo celebró, y fue sustituido entre los aplausos de su público. Ese fue el penúltimo detalle de un partido en el que Isco, tras el tanto de penalti de Yascine, reclamó, como Asensio, más presencia con su segundo gol que elevó la cuenta hasta la media docena. Otros, como Mariano, decepcionaron. Vinícius, cumplió. Isco y Asensio, brillaron.
EFE