La Federación de Gimnasia de Estados Unidos dio a conocer hoy la decisión de acogerse al Capítulo 11 y declararse en bancarrota mientras busca opciones legales que le permitan reorganizarse tras el escándalo de abuso sexual sistemático en el que participó el excoordinador médico del equipo nacional Larry Nassar.
El organismo gubernamental nacional de gimnasia dijo que espera que este último movimiento permita un proceso acelerado en el manejo de docenas de juicios civiles relacionados con el abuso sexual perpetrado por Nassar, quien fue condenado por agredir a pacientes bajo el disfraz de tratamiento médico . Kathryn Carson, presidenta de la junta directiva de USA Gymnastics, dijo que la medida es una “reorganización” y no una liquidación.
“Se lo debemos a los sobrevivientes para resolver, de forma completa y final, las reclamaciones basadas en los actos horribles del pasado”, destacó Carson. Por su parte, los abogados defensores involucrados en el caso esperan que la declaración de bancarrota detenga todos los procedimientos legales en un tribunal civil, incluido un proceso de seguimiento en curso y las declaraciones de los funcionarios de la Federación de Gimnasia. Las docenas de juicios dicen que la organización y sus líderes no cumplieron con su obligación de actuar ante las denuncias de abuso de Nassar y evitar que lo siguiese haciendo con otras víctimas.
Múltiples intentos de mediación en esas demandas no han producido un acuerdo. La declaración de Carson señala que la Federación de Gimnasia no tiene activos lo suficientemente significativos como para ayudar a resolver esas demandas. De acuerdo a la declaración de bancarrota, la federación tiene entre 50 y 100 millones de activos y el mismo monto en el apartado de los pasivos. Carson explicó en su declaración que las pólizas de seguro, que no están afectadas por el reclamo de bancarrota, se usarían para cubrir el costo de esas demandas.
El abogado John Manly, que representa a muchas de las mujeres que demandan a la Federación de Gimnasia, calificó la presentación como “un resultado inevitable de la incapacidad de esta organización para cumplir con su responsabilidad fundamental de proteger a sus atletas del abuso”. La presentación del miércoles es la más reciente de lo que ha sido un camino tumultuoso hacia adelante para la Federación de Gimnasia desde que Nassar fue arrestado por cargos de conducta sexual hace más de dos años. Un gran jurado acusó en octubre al expresidente de la federación, Steve Penny, por cargos de manipulación de pruebas. Penny negó cualquier delito a través de su abogado.
Entre los acreedores enumerados en la declaración de bancarrota del miércoles, Penny figura como una persona a la que todavía se le deben 340.000 dólares en concepto de indemnización por despido, que disputa al organismo que dirigió. Dos presidentas de reemplazo llegaron al cargo y lo dejaron desde que Penny se marchó de la organización en marzo del 2017. Tanto Mary Bono como Kerry Perry renunciaron al cargó de presidente interino bajo la presión de algunas de las atletas más destacadas del deporte, incluida la campeona mundial Simone Biles.
Las dimisiones, entre otras cosas, llevaron al Comité Olímpico de los Estados Unidos (USOC, por su siglas en inglés) a dar los primeros pasos para revocar la certificación de la Federación de Gimnasia a principios de noviembre. La directora general de USOC, Sarah Hirshland, dijo a los gimnastas en una carta abierta que “merecen algo mejor”. Hirshland también reconoció en la misma carta que no sabía cuánto tiempo tomaría el proceso de descertificación.
EFE