Las obras del nuevo Estadio Olímpico de Tokio para los JJOO de 2020 avanzan dentro de lo previsto hacia su finalización fijada para finales de 2019, después de que el proyecto inicial fuera modificado y se viera retrasado. La organización de Tokio 2020 mostró este miércoles a los medios los progresos en la construcción del nuevo coliseo olímpico, cuando restan poco más de dos años para su estreno en la ceremonia de apertura de los próximos JJOO de verano, prevista para el 24 de julio de 2020.
Los trabajos para levantar el nuevo estadio olímpico comenzaron a finales 2016, y en estos momentos se ha construido la totalidad de su estructura mientras que restan la cubierta externa, el techo que recubrirá las gradas, el terreno deportivo y los pasillos para el acceso del público, entre otros detalles. El Consejo de Deportes de Japón (JSC), propietario del estadio, afirmó que se han completado en torno a un 40 por ciento de las obras y que "todo avanza dentro de lo planeado" con vistas a acabarlas el 19 de noviembre de 2019, según explicó un portavoz en rueda de prensa.
Con una capacidad para 68.000 espectadores ampliable a 80.000 con gradas supletorias, el coliseo, bautizado oficialmente como Nuevo Estadio Olímpico, será la sede central de los JJOO, y se ubica en el mismo recinto que ocupaba el demolido Estadio Nacional que acogió los Juegos de Tokio de 1964.
El proyecto avanza a buen ritmo después de que el Gobierno nipón y el comité organizador de Tokio 2020 decidieran en el verano de 2015 revisar el diseño original del estadio para recortar el presupuesto, tras un aluvión de críticas debido a su magnitud y a su coste excesivos. El extravagante diseño inicialmente elegido, de la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, fue descartado y sustituido por otro obra del nipón Kengo Kuma, que según los organizadores tendrá un carácter más ecológico y más adaptado a la tradición nipona y al entorno, lo que también causó un retraso en su fecha de finalización.
Los techos y fachadas del nuevo estadio estarán cubiertos prácticamente en su totalidad de madera, mientras que el lado visible al exterior contará con terrazas escalonadas y jardines verticales y los aledaños estarán decorados con árboles, todo ello regado con agua reciclada.
El uso de estos materiales, unido a la fisonomía del edificio pensada para favorecer la circulación del aire, contribuirán a la ventilación del estadio y a paliar las altas temperaturas veraniegas habituales en la capital nipona -en estos días rondan los 38 grados centígrados-, según los organizadores. Unos 2.000 trabajadores participan actualmente en las obras del estadio, cuyo presupuesto se ha fijado en 148.900 millones de yenes (1.132 millones de euros/1.316 millones de dólares).
EFE