Carlos Brum y Pedro Lobito acondicionaron su vieja furgoneta, agarraron unos enseres y unos cuanto objetos mundialistas para sobrevivir en el asfalto y tiraron carretera al frente. Los peculiares fanáticos, de 60 y 61 años respectivamente, seguidores habituales de la selección de Portugal, han realizado en Saransk su nueva parada. Han instalado su vehículo en la plaza central de la ciudad, al lado de la 'fan fest' y próxima a la catedral de Catedral de San Teodoro Ushakov. No pasa desapercibida la furgoneta, pintada con los colores rojo y verde del combinado luso.
Con llamativos reclamos de ánimo a Portugal y cientos de fotos agolpadas, adheridas a su chapa. Imposible de disimular. Tampoco ellos podrían mezclarse sin más ente el gentío. Una vistosa peluca uno, un pintoresco sombrero el otro. Sin complejos, echados para adelante, con un puestecillo de bufandas, banderas y camisetas no oficiales de Portugal a la venta. Vino portugués para regalar y bacalao para repartir a una hora determinada.
"Vendemos estas camisetas y bufandas para poder pagar la gasolina", indicó uno de ellos a EFE. "Llevamos años siguiendo a la selección. Tenemos en Portugal tiendas de ropa, ahorramos y nos vamos a seguirlo bien y a apoyar a la selección. Este va a ser nuestro mundial, seguro". Carlos y Pedro llevan desde finales de mayo por la carretera. Miles de kilómetros recorridos.
Una media de 600 cada día. Primero fue Sochi, donde jugaron contra España. Después ante Marruecos, en Moscú. Y ahora en Saransk, frente Irán. A continuación, si Portugal avanza a octavos también tienen garantizada la entrada independientemente del escenario que sea. "Tenemos entrada hasta la final".
EFE