El trofeo de la copa del mundo regresó hoy a Rusia procedente de Japón tras la gira más larga de la historia de los Mundiales, periplo en el que visitó más de medio centenar de países y recorrió casi 150.000 kilómetros. La copa aterrizó en Vladivostok en un avión especial de la mano de Gilberto Silva, campeón en 2002 con Brasil, y la modelo rusa Natalia Vodiánova. Según la FIFA, uno de cada tres rusos tendrá en las próximas semanas la oportunidad de ver la copa que será levantada el próximo 15 de julio por el ganador del Mundial en el estadio Luzhnikí.
El trofeo será hoy expuesto en la plaza central de Vladivostok, tras lo que partirá rumbo al corazón de Siberia, Novosibirsk; y hará escalas en la capital de los Urales, Yekaterimburgo; en Samara; Kazán; Nizhni Nóvgorod; Rostov; San Petersburgo y, finalmente, se quedará en Moscú. El presidente ruso, Vladímir Putin, y el máximo dirigente de la FIFA, Gianni Infantino, dieron en septiembre de 2017 el pistoletazo de salida a la primera fase de la gira en la que el trofeo recorrió hasta enero 16 ciudades rusas.
En la segunda etapa, de enero a finales de abril, la copa visitó 66 ciudades en 50 países, donde unos 330.000 aficionados pudieron verla con sus propios ojos. La gira concluirá en el Luzhnikí pocos días antes del partido inaugural del Mundial entre Rusia y Arabia Saudí que se celebrará el 14 de junio.
EFE