TAMPA, Florida. Al frente de un equipo de Grandes Ligas por primera vez en cuatro temporadas, Ron Gardenhire, de 60 años de edad, pensó en todos los datos y archivos de video en el microchip de su iPad, una serie de estadísticas que sus jefes esperan que transforme en triunfos las derrotas.
El béisbol no era así hace cuatro décadas, cuando Gardenhire salió de la universidad para comenzar su carrera como prospecto en la Liga de Carolina. “Si no evolucionas, posiblemente no vayas a durar”, dijo el nuevo manager de los Tigres de Detroit. “Hay tanta información disponible. Debes utilizarla”. “Siempre seré un tipo de la vieja escuela. Creo en la preparación y en los entrenamientos y en tomar roletazos”, dijo.
“Pero el juego ha cambiado, y ahora contamos con tanta información que nos ayudará”. Quedaron atrás los días de John McGraw, Leo Durocher, Gene Mauch y Billy Martin, quienes dirigían basándose casi exclusivamente en su instinto. “Muchos de los managers posiblemente tenían el mismo tipo de personalidad”, dijo el presidente de operaciones de los Medias Rojas de Boston, Dave Dombrowski.
“Eran muy estrictos. Es a mi manera. Así se hace. No todos, pero sí muchos. No creo que eso siga con esta generación”. El manager actual no es solo un estratega, es un vendedor que analiza tras bambalinas y persuade a los jugadores que acepten los hechos por encima de la fe. Debe tener una sonrisa fácil para representar a la franquicia y aparecer frente a decenas de logos de patrocinadores antes y después de cada partido.
“El manager del mundo actual es una extensión de la filosofía y los esfuerzos de la gerencia y alguien con el que puedes colaborar y trabajar”, dijo el gerente de los Yanquis, Brian Cashman. El puertorriqueño Alex Cora con Boston, Mickey Callaway con los Mets, Aaron Boone con los Yanquis, Gabe Kapler con los Filis, y Dave Martínez con Washington debutarán como managers esta temporada.
Boone nunca había tenido un trabajo de campo desde que se retiró como pelotero. Lo de hoy son los jóvenes y amistosos. “Aún se necesitan tomar decisiones — cuándo correr y batear, cuándo sacar al lanzador, cuándo tocar la bola”, dijo el gerente de Houston, Jeff Luhnow. “La cantidad de información disponible para los managers se ha multiplicado en los últimos cinco años, pero no significa necesariamente que los managers deban actuar de manera distinta. Aún deben ver lo que sucede en el campo, evaluarlo y tomar decisiones”, destacó. Hace una o dos décadas, un manager tenía que escuchar el consejo de entrenadores, el gerente, un asistente del gerente y posiblemente un director de sucursales.
En la actualidad, la gama de cargos en la gerencia se expande como el universo. Los Astros, campeones de la Serie Mundial, cuentan con un asistente especial de la gerencia para procesos de mejoramiento, que alguna vez fue bioinformático de la NASA. También tiene un director de operaciones para investigación e innovación. Un cambio notable a las épocas en las que Buck Showalter dirigía en las ligas menores durante la década de 1980 y contaba con su esposa, Angela, quien hacía gráficas de distintos colores de los bateadores. La mayor parte de la información es útil.
Pero los managers deben tener cuidado del exceso digital. “Muchos de los datos realmente no serán prácticos para el pelotero — las victorias sobre reemplazo, todas esas cosas que ahora se mencionan”, dijo Mike Scioscia, el manager activo con más años de servicio al iniciar su 19na temporada con los Angelinos de Los Ángeles. Scioscia prefiere que los jugadores sepan de cosas más tangibles, como: ¿A dónde de hacer contacto más fuerte?
¿Qué tipo de lanzamiento tengo que esperar? El retirado piloto Jim Leyland dijo que los managers de hoy aún deben recurrir a los instintos. “Hay más información ahora. Alguna es muy valiosa, otra es irrelevante”, dijo. “Cuando compartes con un jugador todos los días, sabes con quien estás lidiando”.
AP