BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal ESPN) — El Camp Nou despidió el partido entre el Barça y el Athletic al grito de 'campeones campeones' después de sumar tres puntos en una tarde apacible y sin dificultades. El Athletic fue un juguete roto en la primera mitad y el Barça se apiadó de él en la segunda para ganar solo por 2-0. Pudo haber podido ser una masacre, después de un primer tiempo sin color. Dio la sensación de que el líder no quiso humillar a su rival, que después de 17 años sin ganar en el Camp Nou ofreció una presentación terrible.
En 10 minutos ganaba el Barça, con el gol más cómodo que podrá recordar Alcácer y Kepa histérico ante la nula intensidad de su defensa que permitió en ese lapso de tiempo hasta 4 remates peligrosos del rival. El Barcelona campó a sus anchas en esa primera mitad indigna del Athletic, que redondeó su festival permitiendo a Messi recibir el balón desmarcado hasta tres veces en la frontal del área. En una de ellas, claro, no perdonó y convirtió la asistencia de Dembélé en un latigazo raso y ajustado al que no llegó Kepa. A la media hora todo estaba sentenciado por cuando ni se podía sospechar que los de Cuco Ziganda tuvieran arrestos para en un ataque de orgullo rebelarse contra su mala fortuna.
Al contrario, hasta el final del primer tiempo el Barça siguió atosigando, presionando, gustándose y masacrando a un Athletic que recibió agradecido el descanso. Diez remates del Barça. 2 goles, 3 postes y 3 paradas de Kepa resumieron ese primer acto en el que no hubo noticias del Athletic en el área de Ter Stegen, que no tuvo que intervenir ni una sola vez a un remate.
DESCONEXIÓN
El segundo tiempo estuvo de más. Simple y llanamente fueron 45 minutos sin ninguna trascendencia, en los que el líder rebajó sus revoluciones y permitió que los números de los leones, la estadística, mejorase para no mostrar su auténtico ridículo. De esta manera, apenas pasado un minuto Lekue, quien en la primera mitad realizó una durísima entrada por detrás a Messi, remató desviado para dar a entender que ese segundo acto sería distinto al primero.
Dio un paso atrás el Barça, desconectado de manera un tanto inexplicable, y se avanzó el Athletic, con más ganas que convicción y acierto, entrando Williams primero y Aduriz después para dar a entender, se supone, que no quería a fin d cuentas darse por vencido ante un rival tranquilo y con la mirada puesta en retos futuros.
Entró Iniesta ante la algarabía de una hinchada entregada al capitán y entregada a la fiesta, ante el aburrimiento del juego, para acabar haciendo la ola mientras los jugadores del Barça debían comenzar a reservarse pensando en sus selecciones y en la recta final de una temporada en la que se sienten, eso se observa a cada partido, capaces de todo. Desde luego el Athletic ni se asomó a la posibilidad de romper esa racha de 17 años sin ganar en un Camp Nou que a cada partido que pasa observa más cerca el título de Liga.