La aventura de la Súper Serie de Boxeo terminó para el Doctor del KO. Tres veces le recetó Murat Gassiev su propia medicina hasta que la pelea y la promesa de este torneo se apagaron para el crucero cubano, que perdió su invicto y su título. Una lástima, porque la Final de Arabia Saudita se vislumbraba como una fiesta.
Fiesta no habrá. Lo que viene ahora es una introspección de lo que salió mal y por qué sucedió de esta manera tan dolorosa, con un Yunier Dorticós en plena retirada, luchando hasta el final, pero en retirada al fin y al cabo, hasta que su anatomía no dio para más, hasta que Gassiev se dio gusto de desmontarlo metódicamente delante de su gente. Esta es una pelea de dos mitades, como muchas.
Bastaba seguir el movimiento de los pies del cubano para seguir la brújula de la suerte. En los primeros cinco rounds Dorticós vino adelante y llevó la iniciativa, del sexto en adelante casi siempre retrocedió bajo el crecimiento de Gassiev y la disminución de sus propias fuerzas. No se pierda ninguna historia local. Inscribase para obtener acceso digital ilimitado a nuestro sitio web, aplicaciones moviles y el periodico digital.
Dorticós salió impetuoso, lanzando sus grandes golpes, creando la ilusión de que el ruso retrocedía envuelto en cansancio, que podía abrir su guardia y desmoronarlo, pero era una ilusión falsa, un fuego fatuo que se esfumó a medida que avanzaba el combate. Gassiev aguantó a pie firme esos embates iniciales y, de poco a poco, comenzó a descargar combinaciones de un-dos, adornadas con uppercuts que llamaron la atención de Dorticós, que lo tiraba todo en la hoguera de los deseos, sin guardar nada para luego, como si no hubiera mañana. Sospechosamente, la televisión sólo pasaba los mejores momentos de Gassiev.
Podía verse, en cámara lenta, el impacto de sus golpes, lo punzante de los ganchos, y esos uppers, esos uppers que casi ningún cubano sabe colocar en lo interior. Una cosa es utilizar el jab, otra hacer daño con el upper. Y así llegó la pelea a su justo medio, y con el la noche de Dorticós, que en el sexto asalto comenzó a sentir con más intensidad la oleada creciente de Gassiev, ahora desembarcando todas sus unidades de reserva para el ataque definitivo.
Para el 11no asalto ya no quedaba duda sobre quién llevaba el control de las acciones, quién era el general del cuadrilátero; para el 12…para el 12 ya no quedaría nada. Tres visitas a la lona y una puerta de salida para Dorticós, un pasaje de regreso a Miami con el honor intacto, pero sin la gloria del triunfo. Nada se le puede reprochar al Doctor. Nada que no sea su imposibilidad de superar a Gassiev.
Se entregó de punta a cabo y no le alcanzó. Prometió una victoria antes del quinto round y no pudo cumplir su palabra. Ahora los $10 millones de bolsa y el trofeo Muhammad Alí lo discutirán el ruso y Oleksandr Usyk, quien vino a ver frente a frente a su futuro rival. Tampoco es hora de hacer leña del árbol momentáneamente caído. Con apenas 30 años, a Dorticós le quedan muchas cosas por hacer encima del ring. Un mundo. Pero el doctor precisa volver a la clínica de los conocimientos para volver a operar. Nada mejor que una autocrítica para curarse en salud.
POR JORGE EBRO elnuevoherald