Un tribunal independiente de la Federación Internacional de Tenis (FIT) ha condenado a Ilie Nastase, excapitán del equipo de Rumanía de Copa Federación a pagar 20.000 dólares, 10.000 dólares más de la sanción impuesta en julio del año pasado, aunque ha reducido la suspensión y la denegación de acceso a competiciones y circuitos en ocho meses.
En principio, la FIT, había sancionado durante tres años y multado con 10.000 dólares a Nastase por "comportamiento abusivo" y comentarios "racistas", en la eliminatoria contra la de Gran Bretaña, en abril de 2017.
Nastase, que cumplirá 72 años en julio, excampeón de Roland Garros en 1973, fue declarado culpable de incumplir varios artículos de la Política de Bienestar de la Copa Federación, y decidió recurrir las sanciones. La sanción incluye una suspensión para actuar como capitán del equipo en competiciones de la FIT, durante tres años, desde el 23 de abril de 2017 hasta el 23 de abril de 2020, lo que significa que ha visto reducida la suspensión, y la denegación de acceso a competiciones y circuitos en aproximadamente ocho meses.
La FIT advierte que "los torneos ATP, WTA y de Grand Slam no están incluidos en la sanción, ya que se encuentran fuera la jurisdicción de la FIT".
En principio la sanción era hasta el 31 de diciembre de 2020 y se le había denegado el acceso a competiciones y circuitos hasta el 31 de diciembre de 2018. La FIT precisa que Nastase hizo comentarios "racialmente faltos de sensibilidad sobre el niño (por nacer) de Serena Williams", cuando estaba embarazada, y se refiere a su conducta durante la eliminatoria de Copa Federación Rumanía-Gran Bretaña en Constanza, en abril de 2017, en concreto a las "referencias de carácter sexual contra la capitana del equipo de Gran Bretaña, Anne Keothavong".
También se refiere a los comentarios abusivos y amenazas a un miembro de la prensa acreditada, así como contra los oficiales de uno de los partidos entre Sorana Cirstea y Johanna Konta y las integrantes del equipo británico, y "abusar de su posición de autoridad" en el caso de Konta.
EFE
