Simplemente no hay nadie que pueda superar a Sven Kramer en una prueba olímpica de patinaje de velocidad de 5.000 metros. El holandés obtuvo el domingo su tercer oro consecutivo en la distancia, y de paso estableció un récord olímpico en Pyeongchang. Asimismo, Kramer dio a Holanda su segunda medalla de oro en el mismo número de carreras en el óvalo olímpico. Pero esta vez no hubo barrida, como en los 3.000 metros para mujeres.
Los otros dos compañeros de Kramer decepcionaron y quedaron fuera de los seis primeros puestos. En vez de ellos, el canadiense Ted Jan Bloemen, nacido en Holanda, reaccionó y se llevó la plata, superando con la punta del patín al noruego Sverre Lunde Pedersen, ganador del bronce. La diferencia entre ambos fue de dos diezmilésimas de segundo. Mucho mayor fue la ventaja de Kramer, de 1,85 segundos. Dado que corrió último, en su condición de favorito, sabía qué tiempo requería para colgarse otra presea dorada.
“Desde luego, marca la diferencia si conoces desde antes los tiempos, pero hay que conseguirlos”, explicó. El holandés estableció un tiempo de seis minutos, 9,76 segundos, para mejorar por un segundo el récord olímpico que él mismo había impuesto hace cuatro años en Sochi. Una vez que cruzó la línea de llegada, mostró un rostro de alivio y levantó tres dedos, uno por cada oro olímpico, ante el júbilo de los fanáticos holandeses que acudieron al graderío vestidos de anaranjado.
A sus 31 años, Kramer es ahora uno de los mejores de la historia en los Juegos Olímpicos, con cuatro oros y ocho medallas en total. Pero el tricampeonato en los 5.000 metros es especial. “Suena muy bien, sin duda. Mentiría si dijera que no me importa”, señaló. “Aquí entre nos, estoy orgulloso”.
AP