En Maranello todavía hay decepción sobre el desempeño del motor utilizado por Ferrari durante la segunda mitad de la campaña 2017 en la Fórmula 1 y que los sentenció de pelear por el título, que quedó nuevamente en manos de Mercedes. Dificultades en la aceleración, además del ICE (unidad de combustión interna) y la reducción de quema de aceite fueron motivo para perder terreno ante el constructor alemán, tanto en pilotos, donde el cuatro veces ganador de la máxima categoría, Sebastián Vettel, cedió ante el campeón inglés Lewis Hamilton, como equipos, distanciados por más de 100 puntos.
Para ello, la labor en la temporada muerta ha sido intensa. Invierno, que significa frío y vacaciones, fue de cálido esfuerzo por parte de los ingenieros del ‘cavallino rampante’ para lograr la fiabilidad total en el instrumento, clave del automóvil. Se busca mejorar el consumo de aceite con una culata, que intentará arreglar el ciclo de precombustión. Se aspira que pueda pasar de los 1.000 CV. El reglamento que se instauró para esta nueva campaña es de tres motores por vehículo durante el año y en la escudería italiana lo saben. Por eso han trabajado en estas implementaciones y estar en línea con las condiciones a competir. Se espera que el jueves 22 de febrero sea el día que se exhiba el nuevo Ferrari versión 2018, con el que pretenden volver a la gloria, de la mano de Vettel y el finlandés Kimi Raikkonen.
Pablo A. Rondón M Meridiano