Cerca de 4.000 seguidores de la ex presidenta derechista Park Geun-hye se manifestaron este sábado en Seúl para protestar por la presencia norcoreana en las Olimpiadas de PyeongChang portando fotos con el rostro del líder norcoreano Kim Jong Un marcadas con una gran X y pancartas que proclamaban "¡Fuera las Olimpiadas de Pyongyang!".
Fue casi la misma parafernalia -aderezada también con música rap y enseñas de EEUU- que trasladaron a la ciudad de Incheon este domingo para repetir su acción frente a las instalaciones deportivas donde la selección unificada de hockey sobre hielo femenino coreana se midió con Suecia en un partido amistoso que sirvió para presentar al simbólico combinado, que será el primero de su tipo que presentan las dos naciones en una cita Olímpica.
La derrota del equipo coreano por 3-1 o las referidas manifestaciones no pudo eclipsar la significación de los abrazos y gritos de entusiasmo de las propias integrantes de la formación y de los más de 2.000 espectadores que llenaron el recinto cuando la joven Park Jongah, una jugadora de 21 años, marcó el primer tanto de esta singular selección integrada por 18 sureñas y 4 norteñas.
Todas las patinadoras se presentaron portando el uniforme unificado, decorado con las letras Korea y un mapa de la Península en el torso, el mismo emblema que agitaban muchos de los aficionados. La seleccionadora surcoreana, la canadiense Sarah Murray, se vio acompañada del representante norcoreano que portaba en su solapa el habitual pin con los rostros de Kim Il Sung y Kim Il Song que suelen exhibir los funcionarios de ese país
.La constitución de una selección unitaria fue el principal resultado del pacto que llevó a la participación de Corea del Norte en los Juegos de PyeongChang, que se inauguran el próximo viernes y a los que concurrirán 22 deportistas norcoreanos.
Delegación norcoreana
La formación también ha generado una considerable polémica en Corea del Sur, donde miles firmaron una petición pública para que la administración que dirige el presidente Moon Jae In se retractara en su decisión al considerar que la precipitada inclusión de las patinadoras norcoreanas perjudicaba a las locales, que no han ocultado su oposición a la medida.
La llegada de los primeros participantes norcoreanos en la cita olímpica ha suscitado una gran expectación en este país. Una ingente camarilla de fotógrafos y reporteros sigue desde hace días a la delegación de deportistas -que serán 22 en total- que se han instalado en la villa costera de Gangneung, donde nada más llegar colgaron una ingente bandera de su país, un hecho singular en Corea del Sur donde dicha enseña está prohibida
El simple gesto provocó uno de los múltiples arreglos a los que ha tenido que llegar Seúl para amoldar su deseo por calmar la tensión con Pyongyang y el entramado de limitaciones que afecta el estado norcoreano. A diferencia del resto de estandartes, que fueron izados por militares surcoreanos, en este caso se tuvo que recurrir a voluntarios civiles dado que los uniformados locales no pueden rendir ningún tipo de tributo o acto de respeto a dicho símbolo.
Bellas de Corea del Norte
Pero el clímax mediático se alcanzará con la llegada a principios de la semana de la agrupación artística y las animadoras norcoreanas -las apodadas "bellas de Corea del Norte"-, que integran cientos de personas.Según las cifras proporcionadas por las autoridades surcoreanas, Pyongyang enviará una orquesta de 140 miembros, mientras que el grupo de animadoras y un equipo de exhibición de Takwondo está integrado por otros 230 componentes.
La agrupación musical protagonizará su primer concierto el jueves coincidiendo con el masivo desfile militar que tiene previsto organizar Corea del Norte en su capital, donde se estima que podría movilizar a cerca de 50.000 militares y civiles -exhibiendo cientos de piezas de artillería, tanques y misiles de última generación- en un nuevo signo de la dualidad de comportamientos que mantiene la opaca nación asiática.Pese al intento de Moon Jae In para que la "diplomacia deportiva" sea la antesala de discusiones políticas de mayor calado, Pyongyang se mantiene aferrada por el momento a que cualquier negociación con Seúl se atenga a la esfera deportiva.
Al llegar a la capital surcoreana este domingo, el representante norcoreano en el Comité Olímpico Internacional (COI), Chang Ung, insistió en que "las conversaciones de alto nivel no son asunto mío. Yo sólo intervengo en asuntos relacionados con las Olimpiadas".Washington por su parte insiste en que sólo dialogará con Pyongyang para discutir sobre su arsenal nuclear y de misiles, algo que Corea del Norte rechaza de plano, lo que podría suponer que este limbo olímpico tiene ya una fecha de expiración: el final de la competición.
JAVIER ESINOSA EL MUNDO