MOSCÚ. El Comité Olímpico Internacional (COI) restituyó hoy al Comité Olímpico Ruso (COR), tres días después de la clausura de los Juegos de Invierno de PyeongChang, en los que dos deportistas rusos dieron positivo. “El COR ha visto restituidos todos sus derechos como miembro de la familia olímpica internacional”, afirmó Alexandr Zhúkov, presidente del COR, y confirmó el COI en un comunicado. Según informó el organismo olímpico, las pruebas antidopaje realizadas “en los últimos días de los Juegos” al resto de integrantes del equipo olímpico ruso, que tuvo que competir en la ciudad surcoreana bajo bandera neutral, dieron “negativo”.
“Se dijo que, en caso de cumplir con todos los requisitos, la suspensión provisional sería levantada nada más el COI confirmara la ausencia de violaciones de la delegación de deportistas olímpicos de Rusia”, señaló Zhúkov. Por todo ello, agregó, “el COR puede de nuevo ejercer todos sus derechos y cumplir con todas sus obligaciones”.
Zhúkov también denunció las “provocaciones” de las que fueron objeto los deportistas rusos en PyeongChang, lo que no impidió que su actuación fuera “extraordinaria”, y agradeció a los seguidores rusos que no incumplieran las estrictas reglas impuestas por el COI. El presidente del COI, Thomas Bach, admitió que esos dos casos habían sido decisivos a la hora de cambiar de opinión al respecto, aunque aseguró que el equipo podría recuperar su bandera pronto, si no había nuevas sorpresas. En cuanto a las enmiendas introducidas en el código de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sobre que solo pueden acoger competiciones aquellos países que cumplan con las reglas de dicha organización, Zhúkov matizó que son las federaciones internacionales las que tienen la última palabra.
El pasado 5 de diciembre el COI anunció la suspensión “con efectos inmediatos” del COR tras denunciar “un ataque sin precedentes contra la integridad de los Juegos Olímpicos y el deporte” en alusión a las acusaciones de dopaje de Estado en los Juegos de Invierno de Sochi 2014. Entonces, Zhúkov pidió perdón por las violaciones de las reglas antidopaje, aunque negó categóricamente la existencia de un programa estatal de promoción del dopaje. Además, el COI decidió excluir de cualquier participación futura en los Juegos Olímpicos al viceprimer ministro ruso y antiguo titular de Deportes, Vitali Mutkó, considerado el principal responsable de una trama que recuerda a la de la desaparecida República Democrática Alemana.
De los cuatro casos de dopaje registrados en PyeongChang, dos fueron rusos, lo que dio munición a los que consideran que las acusaciones están más que justificadas. Los dopajes del integrante del equipo de dobles mixtos de curling, Alexandr Krushelnitskii, y de la representante rusa en bobsleigh, Nadezhda Serguéyeva, impidió que el COI restituyera al COR a tiempo para que los rusos pudieran desfilar con su bandera en la ceremonia de clausura de los Juegos.
El presidente del COI, Thomas Bach, admitió que esos dos casos habían sido decisivos a la hora de cambiar de opinión al respecto, aunque aseguró que el equipo podría recuperar su bandera pronto, si no había nuevas sorpresas. “Ya hemos adoptado suficientes sanciones contra Rusia”, dijo cuando un periodista le preguntó si Rusia podría volver a competir como neutral en los Juegos de Invierno de Pekín 2022. En total, pese a las exclusiones de varios de sus principales espadas, los rusos lograron 17 medallas -dos de oro, seis de plata y nueve de bronce-, dos más que en Vancouver 2010, cuando el equipo eslavo fracasó estrepitosamente. En Sochi 2014, antes de las descalificaciones por dopaje acordadas después, los rusos se colgaron 33 medallas, 13 de ellas de oro.
EFE