BARCELONA (Jordi Blanco | ESPN ) — El Barcelona jugará frente al Sevilla su quinta final consecutiva en la Copa del Rey, un récord en la historia del torneo, gracias a su victoria en Mestalla, donde el Valencia le aguantó el tipo 49 minutos y se rindió al primer remate de Coutinho, que entró tras el descanso por André Gomes y marcó su primer gol como azulgrana. Venció el Barça por 0-2 con una doble asistencia de Luis Suárez, que se apartó a la banda para servir primero a su excompañero en el Liverpool y después a Rakitic en un partido que apenas dio la sensación de tener en su poder el Valencia, tan entregado a la misión como impotente de conquistarla.
El grupo de Marcelino quiso pero no pudo. Rozó el cielo en un cabezazo de Rodrigo al travesaño en la primera mitad, pero se mantuvo casi toda la noche a las órdenes de Leo Messi, quien gobernó el juego a su antojo en el primer acto y cedió en el inicio del segundo la sentencia a dos viejos amigos de Liverpool. Como se esperaba entró revolucionado al encuentro el Valencia, presionando arriba y apretando a un Barça que, contra lo que pudiera esperarse, no perdió ni los nervios ni la posición.
Con la presencia, sorprendente, de Piqué y una alineación que podría considerarse de primer nivel, el grupo de Valverde se defendía con orden y atacaba bajo el mando de un Messi providencial, caminante ahora y sprinter después, que se bastaba para asustar a todo el Valencia. Quality Sport Images/Getty Images Le sacó un libre directo con más adornos de los necesarios Jaume Doménech y estrelló otro en la barrera tras forzar dos faltas allá donde el miedo rival alcanza el máximo, pero no acertó en sus conexiones con Suárez o Jordi Alba para sentenciar en una primera mitad que en color azulgrana destacó, también, por la desdibujada imagen de André Gomes.
CAMBIO Y FINAL
Debió darse cuenta de ello Valverde porque al descanso solventó meter en el campo a Coutinho por el portugués y a la salida alegre y decidida del Valencia respondió, por la vía rápida, el Barça para matar la eliminatoria. Luis Suárez, al final el tipo más decisivo de la noche, se llevó el balón por banda, vio la entrada por el otro lado de Coutinho y le lanzó un centro que el brasileño acertó a rematar de forma entre inverosímil y acrobática, cruzando el balón ante el desespero de la afición local para anotar ese 0-1 que olía ya a sentencia.
A partir de ahí, el valencianismo entendió imposible el milagro y apenas si se lanzó en busca de un gol que, por lo menos, evitase la derrota. Pero la diferencia entre unos y otros fue haciéndose clara y al desespero del equipo de Marcelino respondió con solvencia contrastada un Barça calmado y que tuvo ocasiones varias para aumentar su renta.
Tenía que pasar, claro, y ocurrió, en otra contra conducida por la banda por Luis Suárez, asistente esta vez a Rakitic para que el croata matase el partido y concretase de manera definitiva la clasificación de un Barcelona que jugará, frente al Sevilla, su quinta final de Copa consecutiva, un récord en la historia de la competición que mereció imponiéndose a un Valencia tan peleón como, a fin de cuentas, inferior.