Pasar del cielo al infierno es muy fácil, si no pregúntenle al Real Madrid. Del equipo alabado en agosto solo quedan el nombre y los mismos jugadores; porque la mística y la sed de triunfo se esfumaron con las dos Supercopas ganadas al Manchester United y al Barcelona, algo que se venía oliendo con los continuos malos resultados y que quedó confirmado con la eliminación de la Copa del Rey a manos del Leganés. Valga decir que el conjunto pepinero tiene gran parte del mérito de sacar a los blancos de la Copa, sin embargo el equipo capitalino puso de su parte para que esto sucediera.
Zidane el testarudo Resultado de imagen para zidane Si en la Liga estás a 19 puntos de un Barcelona intratable y sin opciones reales de alcanzarlos, ¿qué sentido tenía rotar en una de las dos competiciones en al que aún seguías con vida? Zidane no solo puso a la Segunda unidad en pleno contra el Leganés, potenciada con un Benzema que estaba volviendo y un Isco que ha venido menos, pero equipo B al fin; sino que además se dejó en el palco a Bale (el que está más en forma del equipo), Cristiano (que tal vez no pudiera jugar igual por su ojo), Marcelo y Kroos.
El francés subestimo al Leganés de forma evidente y viendo lo que pasó en Butarque, donde se ganó 0-1 con un gol al 88’ y sin merecerlo, se entiende mucho menos que decidiera dar preferencia a una Liga que ya está perdida a jugar seriamente por un torneo ilusionante y seguir teniendo posibilidades salvar con un título una temporada que ya viene a menos. El galo no supo dar prioridad a lo que verdaderamente importaba y el resultado fue una vergüenza total. El Bernabéu ya no es seguro Resultado de imagen para real madrid Que el estadio Santiago Bernabéu dejó de ser un feudo temible esta temporada ha quedado patentado.
Los visitantes ya no lo padecen, lo disfrutan. En Copa no se pudo ganar ninguno de los tres partidos que se jugaron, contra Fuenlabrada (2-2), Numancia (2-2) y ahora Leganés (1-2), pero es que Zidane viendo esto siguió impasible ante todas las señales. No tomó enserio a un Leganés que viene bien en Liga y que en la ida jugó un partido muy bueno. Durante esta campaña se han juagado 17 partidos en el campo blanco, sumando todas las competiciones, de ellos se han perdido cuatro y empatado tres. El Bernabéu ya no es el fortín que era y si a eso se suma la poca entrega del equipo y la inmovilidad del entrenador, los visitantes la pasan de lujo en Madrid.
Las piezas que se fueron si hacían falta
Al final Cristiano si tenía razón: “Con James, Morata y Pepe éramos más fuerte”. En este apartado la culpa es compartida entre el técnico y la dirigencia blanca. Las pocas opciones que brindaba el francés a los jugadores que se lo merecían y también la poca importancia que le dio la dirigencia en renovar a un hombre como Pepe, ahora pasan factura. Con esos jugadores apretando a los titulares y siendo opciones para jugar tanto en Liga como en partidos de Copa hubieran dado más opciones a un Madrid que ahora está muy lejos de ser ese que maravilló la campaña pasada con casi dos equipos en uno.
El plan B no mejora y A no reacciona Resultado de imagen para benzema La Segunda unidad definitivamente se dejó llevar. Innumerables trenes pasaron en esta Copa para recuperarlos, pero al parecer saberse eternamente suplentes, sin importar lo que hicieran y así otros titulares estuvieran mal, dejaron que varios jugadores se perdieran.
Y aunque solo Lucas Vázquez se salve de la quema, con uno solo no se puede ganar. Zidane y su tozudez de confiar en piezas vitales que no han estado a buen nivel (Benzema, Kroos, Marcelo…) más las suplencias continuadas de hombres que pedían oportunidades a gritos, como Asensio, que despunto en agosto y ahora se une a la apatía general; Dani Ceballos, MVP en el europeo Sub 21, o Isco, que ya ahora vuelve a la suplencia por la bbC, han hecho que la diferencia entre “suplentes y titulares” esté muy marcada. No solo esos, otros jugadores como Theo Hernández, Marcos Llorente o Kovacic, de los que se esperaba más, han caído en el pesimismo y sabedores de su eterna suplencia parece afectarlos y no juegan bien.
La competencia no existe sencillamente porque Zidane no ha querido y que confíe en sus jugadores es bueno, pero que no lo haga en todos y más si otros no dan la talla, ahí está el error. La pasividad del francés Resultado de imagen para zidane Con el equipo cayendo estrepitosamente es extraño ver que en la banda la tranquilidad sea casi un régimen. No solo por el partido contra el Lega, también por los últimos resultados.
Si Zidane quería dar un giro a la situación lo natural era que variaría: mezclar el equipo entre suplentes y titulares, buscar nuevas estrategias, recuperar viejos automatismos de equipo que ya no se ven, fichajes… pero nada de eso se ha visto.
El plan del técnico es inamovible, si bien eso demuestra una fe increíble tanto en él mismo como en sus hombres, algo que es muy bueno, pero esto deja de serlo cuando ya esa fe raya en la insensatez. Al ver que los resultados no variaban aplicar cambios era la solución, porque si las cosas iban mal los cambios eran necesarios, sino ¿cómo esperaba revertir la mala racha si aplicaba la misma fórmula con la ha errado estos meses?
No solo eso, en los partidos es como un mini espectáculo de esa impasividad ante los malos resultados. Porque el francés no mete mano en el 11 hasta que ya va pasados los 75 minutos y en ocasiones las decisiones terminan siendo muy cuestionables dejando hombres en el campo que no lo merecen, quitando a los que sí y dejando en el banquillo a otros que pueden dar más. Contra el Leganés solo Modric Y Borja Mayoral eran cambios de ataque, que los hizo, pero sacar a Isco y dejar a Benzema, es un buen ejemplo que comprueba de este punto.
El mercado invernal está por acabar y con un Zidane que ya ha dicho por activa y por pasiva que no quiere a nadie (ya frenó la llegada de Kepa), muy pocos cambios parecen que se van a producir en el andar del equipo blanco. La eliminatoria contra el PSG es la última bala que le queda a Zidane y a los suyos para evitar que la debacle sea aún peor y que las vacaciones se adelanten en la casa blanca.
Por Manuel Vargas / Meridiano
