MILAN, Italia. Una Italia al borde del precipicio, superada por Suecia en la ida (1-0), deberá despejar dudas y apelar a su historia el lunes en Milán (19h45 GMT) para lograr su billete al Mundial, una competición a la que la Azzurra no falta desde 1958. “Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”, como cita la novela
El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. La selección italiana deberá mostrar una cara radicalmente diferente de la presentada los últimos meses para que el Mundial pueda contar con una de las selecciones más emblemáticas de la historia. Pese a las pobres sensaciones, los italianos apenas concebían hasta el viernes pasado la posibilidad de no acudir a la cita planetaria. Ganadora de cuatro Mundiales (1934, 1938, 1982 y 2006), su ausencia también se haría notar en Rusia. “No es posible. No puedo creerlo. Sinceramente, la idea no se nos había pasado por la cabeza.
Un Mundial sin Italia en nuestro imaginario colectivo es más improbable que el aterrizaje en la Plaza de San Pedro de una nave espacial llegada de Saturno”, se podía leer la semana pasada en el periódico la Gazzetta dello Sport. Pero a un día del partido decisivo muchos temen un verano (boreal) sin poder ver a la Azzurra en la mayor fiesta futbolística del mundo. Sólo los mayores de 60 años recordarán un Mundial sin Italia.
En efecto, la Azzurra sólo se perdió dos Mundiales; el primero, en 1930, porque rechazó la invitación, y el de 1958… en Suecia, cuando Irlanda del Norte le superó en la clasificación. Ganadora de cuatro Mundiales (1934, 1938, 1982 et 2006), su ausencia también se haría notar en Rusia.
¿Pero cómo la Nazionale, después de cuajar una digna Eurocopa en 2016 (cuartofinalista) puede hallarse en esta situación desesperada?
Superados por una España infinitamente mejor en la fase de grupos, Gianluigi Buffon y sus compañeros acusan todavía la dura derrota sufrida en septiembre en Madrid (3-0). Italia, al borde del abismo, se juega ante Suecia su presencia en Rusia ‘Corazón, determinación y táctica’ En crisis absoluta de confianza, mal guiados por un seleccionador sin experiencia al máximo nivel, Italia cuenta con pocos argumentos en los que fundar sus esperanzas. Uno de ellos es la menor calidad de los suecos. Bien organizada y aguerrida, Suecia no pareció invencible en Solna y con un poco más de velocidad y atrevimiento los italianos podrían haber regresado con un mejor resultado. .
Esa velocidad y audacia podría encarnarlas Lorenzo Insigne, extremo del Nápoles, que debería ser titular sea el que sea el sistema elegido por Gian Piero Ventura. En la ida, Insigne comenzó en el banco ante la incredulidad general, hasta que sustituyó a Marco Verratti a 15 minutos del final. Pero más allá de esquemas tácticos y de la calidad individual, Italia deberá mostrar en San Siro una dosis extra de orgullo.
“Las tres palabras a tener presente son corazón, determinación y táctica. Si logramos juntarlas y usarlas bien, las cosas serán diferentes respecto al viernes”, declaró Ventura en conferencia de prensa este sábado. Buffon, cuya inmensa carrera internacional acabaría el lunes en caso de eliminación lo resumió: “Debemos ser feroces. Nosotros e Italia entera. Estamos obligados a hacer una pequeña proeza y necesitamos el apoyo de la gente”. La respuesta del estadio de San Siro, en el que Italia nunca perdió, será la esperada. Más de 70.000 personas empujarán para que el verano (boreal) de 2018 no se parezca al de 1958.
AFP