Se ha visto mil veces en el boxeo: los dos peleadores lanzan un golpe dos, tres segundos antes de sonar el gong, uno se estrella en cualquier parte peligrosa de la anatomía del otro, quien lo recibió no llega o falla y se cae, entonces se protesta… finalmente, se concluye que el tipo se desvaneció por nocao, porque el proyectil enemigo se lanzó antes del cierre del asalto.
Así ganó anoche el cubano Guillermo Rigondeaux (18-0, 12 KO's), en el Mandalay Bay de Las Vegas, contra el mexicano Matías Flores (25-1, 17 KO's), un poco más alto y de más alcance que el oriental, pero sin la clase artística ni deportiva del campeón de las 122 libras.
Sobre Flores volaban los pájaros negros, el mal aguero de la derrota inminente por nocao en cualquier otro round entre el 1ero y el 6to, no podía ni tenía dónde esconderse, porque ni boxea, ni pega, ni se desplaza con la capacidad superlativa del criollo, el chamaco tenía los minutos contadas y no eran muchos… Yo pensé que la protesta incluiría que el cubano agarró por la nuca a Flores y lo golpeó abajo y arriba, pero no hubo ni mención, lo que supone que esta falta desapareció del concepto “boxeo limpio” que pide el referí antes de iniciar las hostilidades.
El oriental quiere a cualquiera, lo mismo a Lomackenko que a Chocolatito que a Rocky Marciano si resucita, así le declaró (la exageración es mía) a Kellerman para HBO después de concluir la rápida faena.
La faja, versión AMB, quedó ajustada a la cintura del ganador, que eliminó al interino Flores con esta derrota. Cerró la cartelera la esperada revancha Ward vs Kovalec en lightheavies, versiones FIB, OMB y AMB, la pelea tenía especial interés, porque el resultado anterior, favorable a Ward, fue controversial, una vez que muchos lo vieron perder apretadamente ante el euro-oriental.
Sin embargo, para la revancha. un pugilista con la capacidad de WARD, que lució mal o indefenso parcialmente en la primera, se puede convertir en un verdadero peligro cuando revise los tapes y remedie los puntos débiles que enseñó y los que no aprovechó del contrario.
Al modo mío de verlo, eso pasó, el californiano subió frío, con las manos arriba, calculador, midiendo cada paso para establecer la distancia favorable, mientras que Kovalec no enseñó nada nuevo, se creyó ganador otra vez contra un peleador que es eminente, capaz de identificar de inmediato el punto frágil por donde debe meter las manos sin mayores riesgos. Y Kovalec goloso, queriendo matar a un rival que no podría ni disparándole con una AK-47, porque, además, Ward asimila, entonces el europeo, que perdío el primero, logró buenos jabs que nivelaron el combate y, hasta cierto punto lo pusieron uno arriba en el 5to. Después hubo fogosidad y prudencia alternativa de parte de Ward, mientras que Kovalec nunca supo dónde encontrarla.
El séptimo fue el presagio, al 8vo salieron con disposición combativa, pero Ward le metió un gancho a Kovalec y lo lastimó, entonces le cayo arriba, uno, dos, tres ganchos seguidos de derecha… Kovalec, sentado en la soga, asumió la actitud resignada de no devolver los impactos y obligó a Tony Weeks a detener el combate por ausencia absoluta de respuesta.
Andre Ward retuvo sus tres fajas, no habrá 3era pelea, el campeón quiere invadir la división crucero, incluso la completa, decisión febril la última, aunque, como andan los mastodontes, sin dientes ni uñas y mucha manteca, cualquier cosa puede pasar.
Por Andres Pascual