El keniata Eliud Kipchoge, de 32 años, campeón olímpico de maratón, corrió en el autódromo de Monza el maratón más rápido de la historia, culminando con una marca no homologable de 2h00:25 (reto diseñado por Nike para bajar de las dos horas en la carrera de 42.195 metros). El ritmo trepidante decayó en los diez últimos kilómetros y Kipchoge no pudo bajar de las dos horas, que era el objetivo del proyecto, pero pulverizó la mejor marca de la historia anterior, las 2h03:02 de su compatriota Geoffrey Mutai, igualmente no homologada debido al recorrido ligeramente descendente de Boston.
Originario de la provincia del Valle del Rift, Kipchoge, que en 2003, con sólo 18 años, batió en la final de 5000 metros de los Mundiales de París a dos grandes, Hicham El Guerruj y Kenenisa Bekele, demostró que el muro de las dos horas está a la vuelta de la esquina.
Para romperlo, había que recortar 2 minutos y 57 segundos al récord mundial de Kimetto, y para ello Nike se inventó una carrera de laboratorio con la ayuda de liebres rotatorias que entraban por turnos en carrera, de forma que la marca no podía ser homologada.
El artículo 144 del reglamento de la IAAF estipula: "Los ejemplos siguientes se considerarán asistencia, y por lo tanto no se permitirá: (a) marcar el paso en carreras por personas no participantes en la misma carrera, por atletas doblados o a punto de ser doblados o por cualquier clase de aparato técnico (diferentes de los autorizados en el Artículo 144.4 (d)).
El récord del mundo continúa en poder del keniano Dennis Kipruto Kimetto, que el 28 de septiembre de 2014 venció en Berlín con un tiempo de 2h02:57, pero Kipchoge, segundo del ranking oficial de todos los tiempos con 2h03:05, rozó en Monza los límites del ser humano en la carrera más larga del programa olímpico, alimentando el debate sobre cuánto tiempo habrá de transcurrir para que caiga el muro de las dos horas.
EFE