MADRID – La sangre le volvió al cuerpo al Atlético de Madrid muy lentamente. Después de la decepcionante derrota a media semana ante el Real Madrid que los drenó de energía, los rojiblancos apenas tuvieron algo de chispa para vencer al Eibar por 1-0 gracias a un tanto algo oportunista de Saúl. El encuentro le llegó con las piernas aún entumidas y aunque necesitaba la victoria desesperadamente para mantenerse en la tercera posición, se tomaron su tiempo para estirarse y dejar que se asomara esa competitividad que solía distinguirlo del resto.
Durante 45 minutos, y pese a la escasa participación de Antoine Griezmann, tuvo todo para ponerse por delante en más de una ocasión y simplemente no quiso. O se veía demasiado lento cuando tenía que apretar arriba, o le ganaban las prisas, y los nervios, y acababa perdonando. Casi un alivio para el Eibar, que de tan ocupado en contener, proponía poco o nada. Simeone apenas hizo cambios en su equipo; Thomas Partey ocupó el flanco derecho, a falta de Juanfran, Vrsaljko y Lucas Hernández, que tuvo que moverse a la central para reemplazar al sancionado Stefan Savic. Adelante, Nico Gaitán salió de inicio en lugar de Kevin Gameiro.
Aunque en el papel acompañaba Carrasco, en la práctica Antoine Griezmann se quedó solo en punta, algo que no le sienta nada bien y menos cuando el rival presiona a la salida para evitar que le lleguen balones. Eso provocó que el francés se pasara todo el primer tiempo completamente aislado. Cuando los rojiblancos quisieron buscarse un camino hacia Yoel lo hicieron utilizando casi exclusivamente la velocidad de sus laterales, Filipe y el reconvertido Thomas, que cumplió relativamente bien en un puesto a leguas incómodo para él; incluso llegó a crear una ocasión clara que Saúl tuvo a bien desperdiciar.
Poco antes, Carrasco erró un gol cantado. Después de colarse en el área, regatear al central y vencer a Yoel en un mano a mano, el belga acabó enviando el balón a las nubes. Tampoco estuvieron acertados Koke y Nico Gaitán, que ya no volvió para la segunda mitad. La producción ofensiva del Atlético era tan pobre, que Simeone no esperó para enviar a Fernando Torres a la cancha en cuanto el árbitro reinició el partido. Los del Cholo se acomodaron mejor tras el cambio.
También ayudó a afinar sus tiempos y permitió que Griezmann se enfocara en lo que sabe hacer, rondando entre líneas buscando un espacio en lugar de cargar con todo el peso del ataque. Con más tranquilidad – y seguridad – el Atlético por fin hizo efectivo su dominio, exigiendo varias a Yoel en lugar de volar balones como si los regalaran. El despertar rojiblanco comenzó a poner nerviosa a la zaga armera, que había probado ser apenas suficiente para contenerlos dormidos. Y aun así, el Atlético tuvo que recurrir al contragolpe para hacer daño. Una carrera del central Diego Godín por izquierda a 20 minutos del final acabó en un centro al área para Saúl, que en
Por Paola Núñez ESPN