Se está convirtiendo en el enemigo número uno de los maratonistas, por lo menos de aquellos que hacen trampa, y lo que hace no es del agrado de todos, pero Derek Murphy asegura tener la conciencia tranquila. Para él se trata de darle la oportunidad a los cientos o miles de corredores que no pueden participar en una de las grandes maratones del mundo porque hubo personas que se inscribieron pese a no tener los requisitos necesarios.
Es por eso que, desde la sala de su casa, Murphy se transforma en un detective que se encarga de desenmascarar a los corredores que hacen trampa con sus logros y sus tiempos.
Un ejemplo fue el de Cindy, corredora que durante meses compartió en sus cuentas de redes sociales cientos de fotos motivacionales para contar las horas de sacrificio que dedicó para poder correr en la última maratón de Nueva York. Llegado el día, Cindy mostró los geles energéticos, el agua de coco y todo el equipo que le permitiría completar su desafío de correr los 42,195 kilómetros.
¡Y sí que lo hizo! Finalizó la prueba en 3 horas 17 minutos y 29 segundos en el que fue de lejos el mejor tiempo de su vida, incluso a un ritmo más rápido que las media maratones que había logrado completar en su vida. "Corrí con todo hoy y dejé todo en la ruta. Todo el entrenamiento rindió su fruto y clasifiqué para la maratón de Boston", fue su mensaje en Instagram, junto a una selfie y la medalla.
Pero Cindy no estuvo en la salida de la maratón de Boston el pasado lunes ya que su nombre formaba parte de la lista de 30 corredores que identificó Murphy que habían hecho trampa para inscribirse, utilizando tiempos falsos.
El detective de maratones defiende que no se trató de algo personal, pero cuando supo del tiempo agenciado por Cindy en Nueva York hubo algo que no le cuadraba, por lo que comenzó a investigar. Primero revisó la fotos de la carrera buscando evidencia de que ella había completado todo el recorrido, pero para su sorpresa no encontró imágenes de ella, pero sí de un hombre de contextura atlética portando el dorsal de la pequeña corredora.
Esa foto, junto a los tiempos de Cindy en otra prueba, hizo que los organizadores en Nueva York la descalificaran y por ende fuera excluida de Boston.
Es posible que los servicios de Murphy vuelvan a ser solicitados a más de 6.000 kilómetros de su casa, para la maratón de Londres, Reino Unido, que se celebra este domingo en la capital británica. Cerca de 40.000 corredores saldrán de la partida, pero para Murphy sólo serán importantes el 0,01% de los participantes que según los oficiales de las pruebas son los que hacen trampa.
Para Murphy no se trata de los culpables, sino de los inocentes que se ven perjudicados por las trampas de otros. El investigador cree que la cifra puede ser un poco más alta que los tres que aseguran hay por carrera, pero igual advierte que por tratarse de una minoría tan pequeña dentro de una multitud, su trabajo resulta sumamente complejo.
"No hay un organismo internacional de maratones que supervise los resultados", explicó Murphy. "La mayoría de las veces los que llevan los tiempos y los organizadores están pendientes, pero hay una falta de recursos", aceptó. Hacer trampa en una maratón puede ser de muchas formas. Unos toman atajos en la competencias de clasificación, otros le entregan su dorsal a un corredor más rápido y en algunos casos llegan a pagar una cifra de dinero para que sus resultados sean alterados.
En la mayoría de las carreras se han incorporado métodos para hacer un seguimiento a los corredores como los dispositivos de rastreo que se colocan en diferentes partes del recorrido y que son capaces de registrar cuando un participante pasa junto a su dorsal. Pero a veces el ingenio de los participantes les permite sortear estos controles y, al tratarse de tantos, muchos logran pasar desapercibidos para los organizadores, pero no para Murphy.
No todos están de acuerdo con lo que hace el exmaratonista y analista de negocios y en su página en Facebook, Marathon Investigation, hay muchos mensajes que critican sus métodos debido a que perjudica a corredores aficionados que terminan captando mucha atención a raíz de sus trampas.
Pero Murphy asegura que su objetivo no es descalificar a personas aleatoriamente de la carreras y que él también está para cuando se producen situaciones a la inversa. Fue el caso de Ryan Lee, quien fue descalificado de la maratón de Londres tras haber completado el recorrido en 4 horas y 13 minutos.
Murphy participó en numerosas maratones. Los organizadores lo acusaron de haber tomado atajos al comprobar que había finalizado la prueba junto a participantes que habían comenzado 15 minutos antes que él. "Fue muy agotador", le dijo Lee a la BBC. "Logré recolectar una buena cantidad de dinero para la organización benéfica que había elegido y puse mi 110% en la maratón misma. Haber sido llamado tramposo después de eso te hace sentir destrozado".
Murphy supo del caso de Lee y comenzó a buscar evidencia como imágenes de video de la carrera, fotos y los tiempos parciales de Lee y notó que él aparecía regularmente junto a corredores que habían salido en el grupo que tenía un tiempo de salida 15 minutos antes que el de Lee. Al demostrar que había salido más temprano, Murphy logró que los organizadores reinsertaran a Lee en la clasificación oficial. "Pude justificar a alguien, pero si sólo hubiera visto los datos hubiera pensado que había hecho trampa".
La joven corredora de maratón que sufre hasta 16 ataques epilépticos al día Gracias a la intervención del detective de maratones, Lee ha seguido corriendo y participará en el maratón de Londres este domingo. "Me encantaría correr una maratón en Estados Unidos y conocer a Derek para darle las gracias por toda su ayuda", dijo Lee. "Sin él, todavía sería conocido como un tramposo".
BBC