La etíope Genzebe Dibaba, en posesión de seis plusmarcas mundiales en pista cubierta, falló ayer por tres segundos en su intento de batir la séptima, aunque ganó los 1.000 metros de la reunión Villa de Madrid con un registro de 2:33.06.
Diecisiete días después de batir en Sabadell el récord mundial de 2.000 (5:23.75), Dibaba asalta el del kilómetro bajo techo, una distancia inexplorada para la etíope, que jamás la había corrido. A la manera de su afamado compatriota Haile Gebreselassie, que era capaz de correr a ritmos trepidantes distancias comprendidas entre los 800 metros y el maratón, Dibaba se había propuesto extender sus dominios por abajo, en el 1.000. Partiendo de los 1.500, su distancia predilecta, Dibaba se ha había hecho ya con seis récords mundiales en pista cubierta: los de 1.500, la milla, 2.000, 3.000, dos millas y 5.000.
En Madrid atacaba una distancia que linda con la velocidad sostenida, por lo que se había esmerado en la repetición de series cortas. La bielorrusa Viktoria Kushnir cargó con la misión de lanzar la carrera, con la idea de pasar los 200 en 29 segundos y los 800 en 1:59, menos de 2 minutos en cualquier caso. La marca a batir era dura: los 2:30.94 acreditados el 25 de febrero de 1999 por la mozambiqueña Maria Mutola, que a diferencia de la etíope, venía de abajo, del 800.
Las esperanzas de récord se mantenían intactas al paso por el 200 (28.80) pero habían decaído al cubrirse los 800 en 2:00.62. En el 500 Dibaba se había quedado sola, perseguida a pocos metros por la campeona española, Esther Guerrero, que en realidad estaba haciendo un 800 y se retiró cuando llegó a ese punto. Dibaba sola no pudo mantener el ritmo y hubo de conformarse con la séptima mejor marca mundial de todos los tiempos.
EFE