Por gran parte de los años 90 y 2000, el béisbol estuvo fascinado con un cañonero que vestía el número 27 y que le daba a cualquier lanzamiento. El dominicano Vladimir Guerrero está en la boleta para el Salón de la Fama por primera vez y aunque todavía no sabemos si tendrá una placa de bronce en Cooperstown, ya hay una manera en que todo el mundo puede fijarse en el legado de Guerrero como pelotero de Grandes Ligas.
En una loma al lado de uno de sus terrenos en la República Dominicana, Guerrero tiene en exhibición un gigante número 27: Un llamativo y hermoso tributo a una carrera digna de celebrar.
Por Corinne Landrey / Cut4