ISLAS SORLINGAS, INGLATERRA — En este archipiélago inglés de tan solo 16,33 km², y un poco más de 2 mil habitantes, se lleva a cabo el campeonato más pequeño del mundo: la Liga de Futbol de las Islas Sorlingas, un torneo increíble, con solo dos equipos que se enfrentan cada domingo. Eso significa que hay un clásico cada semana. Reconocida por la FA (Asociación de Futbol de Inglaterra), en esta liga participan en su formato actual, que data de los años 80, dos férreos rivales: los Woolpack Wanderers, el mayor campeón local, y los Garrison Gunners.
Los equipos se definen por sorteo antes del inicio de la temporada. Dos capitanes lanzan la moneda y eligen sus jugadores, una vez cada uno.
Evidentemente, en estas islas no se trata de amor a la camiseta, considerando que los atletas pueden cambiar de colores cada año. A continuación, los rivales se enfrentan cada domingo en unas 20 rondas aproximadamente (dependiendo de las condiciones meteorológicas), y el que acumula más puntos es el campeón. Todos los partidos se disputan en el Garrison Field, en la Isla de St. Mary’s, la más grande del archipiélago. Además, hay otras tres competencias que se juegan durante la temporada, que comienza la primera semana de octubre y se extiende hasta marzo del año siguiente.
El primer torneo es el Charity Shield, la Recopa que abre la temporada. Después de eso, hay dos copas más: la Foredeck Cup, que se disputa en formato de ida y vuelta (sin la condición del gol de visitante), y la Seasalt Cup, que se considera el campeonato más electrizante del año porque involucra solo un partido, y eso alimenta un poco la rivalidad. En la última temporada, el panorama total fue parejo: el Garrison Gunners ganó la liga (36 puntos contra 15 del adversario) y la Foredeck Cup (4 a 3 en el agregado). Por su parte, Woolpack Wanderers se quedó con el Charity Shield (una victoria de 5 a 3) y la Seasalt Cup (ganó 4 a 3 por penales, después de un entretenido 4 a 4 en el tiempo reglamentario).
En la temporada actual, el Garrison sigue adueñándose de la liga: tiene 22 puntos, contra solo 7 de su archirrival. El último domingo, los Gunners demostraron su supremacía ganando 6 a 3 a los Woolpack Wanderers en el noveno partido de la liga más pequeña del planeta. Todos los atletas y el único árbitro local viven en las Islas Sorlingas. Fuera de la temporada regular, también se pueden celebrar amistosos. Los adversarios más tradicionales son los observadores de pájaros, que van al archipiélago regularmente en octubre para avistar especies raras, y también equipos de las divisiones amateur que tienen sede en el extremo sudoeste de Inglaterra, como es el caso de Truro.
EL ORGANIZADOR DE ESTE DELIRIO
Quien baraja las cartas en la Liga de Futbol de las Islas Sorlingas es Anthony Gibbons, un trabajador de supermercado de 31 años. Es el único dirigente de la liga, que además vistió los colores de ambos clubes. Por lo tanto, es su responsabilidad que todo salga según lo planeado. Pero tampoco es tanta responsabilidad, la verdad…
“En la actualidad, soy el único dirigente de la liga. Digamos que no es algo que consuma mucho tiempo. Por lo general, controlo el sorteo de los equipos y las tablas y ayudo a los visitantes que quieren conocer nuestro campeonato”, dice Gibbons en una entrevista para ESPN.com.br. Gibbons, que juega como defensor central, ya jugó tanto para los Gunners como para los Wanderers y ha ganado todos los títulos posibles en la isla desde su debut, hace 10 años, en la temporada 2006/2007. En la actualidad, juega en los Woolpack, equipo en el que es segundo capitán:
“Estamos muy atrás esta temporada, pero todavía tenemos tiempo de recuperarnos después de las fiestas navideñas", resalta. Gibbons relata que, normalmente, los clásicos se disputan en un clima de amistad y camaradería entre los jugadores, que todos son amigos y compañeros de trabajo en las pequeñas islas. Últimamente, hasta los insultos disminuyeron porque se construyó un pequeño parque infantil detrás del campo de juego Garrison Field. No obstante, hay ocasiones en las que la rivalidad hace hervir la sangre.
“La gran mayoría de los partidos se juega de forma muy amistosa, pero, de vez en cuando, salen a relucir los temperamentos más fuertes, y las frustraciones pueden alterar a algunos. No diría que hay enemistad entre los equipos, pero sin dudas hay muchas burlas en el pub después de cada partido”, comenta. “Somos todos amigos, ya jugamos juntos en los mismos equipos, ya nos enfrentamos muchas veces… No se puede decir que haya lealtad hacia ninguna de las camisetas”, bromea.
Después de cada partido, las discusiones y las risas se comparten en el Scillonian Club, el pub local, donde los jugadores se reúnen con sus familias para almorzar, tomar una cerveza y mirar los juegos del campeonato de la Premier League los domingos. En la actualidad, ambos equipos cuentan con jugadores que están en la franja de los 20 y los 30 años, porque las generaciones mayores de las Islas Sorlingas, que tienen entre 60 y 70 años, se jubilaron durante el último año.
LAS HISTORIAS LOCAS SON MONEDA CORRIENTE
En un campeonato tan loco como este, lo inusitado tiende a suceder con frecuencia. Es normal, por ejemplo, que un atacante tenga que ser el arquero en un partido, si es que el arquero titular no puede ir a jugar por cuestiones de trabajo. “De hecho, a mí me gustaba jugar como atacante, pero me dijeron que era mejor en la defensa, así que acabé jugando como defensor central. Y, la verdad es que no estoy seguro de si soy mejor defensor que atacante…”, dice divertido. En otras ocasiones pasan cosas que ni Dios puede creer. “Una vez, un jugador llamado Dave Mumford recibió un llamado urgente en medio de un partido. En la llamada, alguien le informaba que sus vacas habían escapado. Salió del juego, se cambió y corrió a su hacienda”, recuerda.
“Al llegar allí, se dio cuenta de que no eran sus vacas las que estaban en fuga sino las de su vecino. Al final, su equipo tuvo que jugar con 10 y acabó perdiendo por goleada. Nos reímos mucho después en el pub”, dice divertido. La competencia con los juegos más divertidos es la Seasalt Cup, en la que se disputa un solo juego, y todo puede pasar.
Los puntajes flexibles son la prueba contundente. “El Seasalt es el torneo favorito de todos, porque generalmente son los mejores juegos, con las mayores disputas y los puntajes más altos. El del año pasado terminó 4 a 4 y mi equipo, el Garrison Gunners, ganó por penales. Fue una gran fiesta”, suspira. El sueño del único dirigente de futbol de las Islas Sorlingas es que el menor campeonato del mundo siga siendo la gran diversión local, ya sea con una victoria del Garrison Gunners o del Woolpack Wanderers. “Participar de esto es muy divertido. Al final del día, es algo divertido para hacer en las mañanas frías de invierno”, concluye Anthony Gibbons, mientras se prepara para otro turno de trabajo en el depósito del supermercado.
Por Francisco De Laurentis ESPN
