“En un momento dado, sobre las 12.15 de la madrigada, la puerta de mi baño se cerró de un portazo. No sé qué fue pero se cerró de manera muy fuerte. Me tomó un minuto darme entrar en razón sobre qué fue”, declaró a ESPN. Aparentemente sus compañeros también oyeron cosas extrañas y Derrick Rose fue uno de ellos. “Si la gente habla de ello en la ciudad es porque debe ser verdad. Yo creo en esas cosas y aquella noche pasé miedo”, confesó hace seis años.
Otros jugadores sufrieron otro tipo de incidentes, como el caso de Kyrie Irving o Nick Young, quienes señalaron que la cama estaba llena de pequeños insectos que les provocaron picazones en todo el cuerpo. Tal fue así que Young, en su regreso al Skirvin Hotel este fin de semana colocó varias toallas sobre las sábanas y cubrió cada milímetro de su cuerpo, tal y como reportó el periodista, Mark Medina en el Orange County Registrer. Otros en cambio prefirieron no quedarse y pagar su propio hotel. Williams y Nance Jr no lo dudaron, mientras que Ivica Zubac, quien de primeras se mostró incrédulo, acabó marchándose también. Wiliams fue el que más sensibilidad mostró con el asunto. “No voy a jugar con eso.
Prefiero pagar por mi paz mental. Si dicen que está encantado ya es suficiente para mí. No voy a tirar los dados”, apuntó. Mientras tanto, Metta World Peace, haciendo gala de su particular manera de contar las cosas, afirmó haber vivido una experiencia con fantasmas durante la noche del sábado, claro que su credibilidad quedó inevitablemente en entredicho.
“Los fantasmas me rodearon durante toda la noche. Yo lo acepté. De hecho llevaré a corte a uno de ellos por tocarme en los lugares equivocados. Estaba viendo una buena película y estaba cansado. No quería moverme”, alegó al explicar por qué no quiso cambiar de hotel como otros de sus compañeros. Realidad o ficción, lo cierto es que este hotel de Oklahoma City esconde una leyenda que a muchos les pone los pelos de punta. Feliz Noche de los Difuntos.
Por Gonzalo Aguirregomezcorta | ESPN