Con cinco carreras por delante para concluir la temporada 2016 de la Fórmula 1, Nico Rosberg puede comenzar a pensar en la estrategia para finiquitar su primer campeonato. En total quedan 125 puntos en juego, y si bien conquistar el título en Japón y Estados Unidos es casi imposible puede comenzar a construir la ventaja necesaria para hacerlo en México, donde de salir con 50 unidades de diferencia aseguraría la corona, por ahora, tiene 23 de ventaja.
El momento mental es la mejor arma para el hijo de Keke Rosberg en estos instantes. Su principal rival, Lewis Hamilton, quien además es su compañero de equipo, lleva cuatro carreras sin conocer la victoria. A eso se le suma el golpe anímico que sufrió en Malasia con la explosión de su motor Mercedes, que ocasionaron fuertes críticas por parte del tricampeón del mundo contra su propia escudería, la misma que le ha llevado a obtener dos veces el cetro mundial de la F1. Pero Hamilton no es un hombre que se rinda fácilmente, y Japón parece el escenario perfecto para remontar. El inglés ha ganado ahí en tres años (2007-2014 y 2015), un trazado en el que Rosberg nunca se ha impuesto, de hecho, en los últimos dos años apenas finalizó en el segundo sitio, siempre por detrás de Lewis, como sus mejores resultados.
¿Cuál es la diferencia respecto a las campañas anteriores? Hamilton llegaba a estas alturas con una diferencia matemática considerable a su favor. Era la presa, no el cazador, ahora tiene que invertir los papeles y remar a contracorriente, una situación que en el pasado no pudo controlar. La más reciente ocasión que se vio en este contexto fue en 2007, en su temporada de novato.
El resultado ya es conocido: la presión hizo efecto sobre él y en la parte final de la temporada echó por la borda el trabajo de un año, con un punto final que lo vio en Brasil reiniciando los sistemas de su monoplaza McLaren, en una confusión al apretar los botones del volante, cediendo así el campeonato al finlandés Kimi Räikkönen, quien en aquel entonces vivía su primera etapa con Ferrari.
Pero Rosberg ya no sólo tiene que preocuparse de Lewis Hamilton. Aunque lejos de los puntos, el australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), quiere instaurar a la casa austriaca como la segunda fuerza, por delante de Ferrari, y tras su victoria en Malasia, espera mantener el momento para sumar nuevos podios en lo que resta del año para enterrar por completo las aspiraciones del Cavallino Rampante. La batalla final por el campeonato inicia este fin de semana.
Por Luis Ramírez Excelsior
