BARCELONA — El Barcelona masacró al Manchester City al ritmo de Leo Messi, autor de tres de los cuatro goles con que el equipo azulgrana se impuso en un partido que mostró las carencias defensivas de los sky blues… Y la excelencia que personaliza 'La Pulga'. Un año y medio después de su primera visita al Camp Nou como entrenador rival Pep Guardiola volvió a sufrir la voracidad de su jugador fetiche, aquel al que se refiere como "el mejor que nunca veré en un campo de fútbol". Al mando del Bayern Munich lo padeció en la semifinal de la Champions de la temporada 2014-15, cuando marcó dos goles (uno antológico) y obsequió con un tercero a Neymar, y en su retorno dirigiendo al Manchester City repitió la pena, aumentada a través de un hat-trick con el que Messi destrozó cualquier idea que pudiera tener.
El City se presentó valiente en el Camp Nou, con ganas de demostrar en su primer examen gigantesco de la temporada estar en condiciones de aspirar a la leyenda.
Pero su valentía quedó retratada con una defensa impotente en pruebas de este calibre. Todo lo que intentaba de medio campo hacia adelante se convertía en un drama atrás, donde ni sabía sacar el balón ni tenía criterio suficiente ante la presión de la primera línea azulgrana. Y a la que Messi estudió la situación, comenzó el festival. Había tocado apenas dos balones en un cuarto de hora cuando apareció para agradecer el regalo indigno de una defensa que se quedó mirando el balón en un rebote dentro del área. Lo tomó con mimo, quebró al bueno de Claudio Bravo y encendió la pasión con el 1-0.
A partir de ahí los nervios defensivos del Manchester City aumentaron… Y extrañó que Luis Enrique no ordenase a los suyos ir a finiquitar a un rival herido y que se sobrepuso con orgullo, hasta el punto de rozar el empate que evitó Ter Stegen con una maravillosa pantalla a Gundogan. Le perdonó el árbitro un penalti al Barcelona rozándose el descanso y se dio paso a una segunda mitad de vértigo. A un festival en toda regla que desembocó en una goleada que pudo ser de escándalo, si Caballero, entrado tras la expulsión de Bravo, no hubiera sacado dos remates y un penalti incluso a Neymar. Fue, con todo y tras el 4-0 anotado al final por Neymar, la peor goleada sufrida por Pep Guardiola.
El Barça se desató como en sus mejores noches y salió airoso del problema que supuso la doble lesión de Alba y Piqué porque en ataque Messi decidió lucir sus mejores galas, anotando otros dos goles sensacionales y dirigiendo al Barça a una noche histórica. El Manchester City es un equipo en construcción, un equipo que debe todavía dar un paso adelante en Europa… Pero que frente a rivales de la talla del Barcelona evidencia que necesita, precisa, mejorar muy mucho su juego defensivo. ¿El Barça? El Barça sonríe y disfruta a lomos de Leo Messi. Con eso se resume todo. O casi todo.
Por Jordi Blanco ESPN
