Chuck Logan había escuchado al respecto durante años de parte de su padre. Bill Sianis la conoce desde la cuna. Y Lennie Merullo estuvo presente el día que sucedió, y la experimentó el resto de su vida. Se trata de la Maldición de la Cabra, la historia del dueño de una taberna de Chicago que supuestamente maldijo a los Cachorros después que el equipo le prohibió entrar con su mascota –una cabra llamada Murphy– al estadio Wrigley Field durante la Serie Mundial de 1945, a pesar de que el animal tenía un boleto.
Los recuerdos de los tres hombres están relacionados con un evento real, que se ha convertido en toda una leyenda de folclor que perduró durante décadas, hasta que los Cachorros regresaron esta temporada a la Serie Mundial por primera vez en 71 años. La leyenda de la maldición está grabada en el corazón de los fanáticos del equipo con la sequía más larga de campeonatos en todo el deporte estadounidense: 108 años. La historia comienza con Logan. Su padre era un acomodador en Wrigley Field, y durante años le contó a su hijo que había negado la entrada al dueño de una taberna, llamado William Sianis, para el cuarto partido de la Serie Mundial de 1945. Sin embargo, nunca le dio mucha importancia al asunto.
“Me imaginé que habían sido uno de 20 o 30 tipos que dijeron, ‘no, no puedes entrar con una cabra’”, dijo Logan, de 73 años. Unos años después que su padre murió en 2001, un primo de Logan vio una fotografía de un periódico de un solo acomodador parado entre William Sianis y la cabra Murphy frente a un torniquete, y lo llamó para decirle que creía que se trataba de su padre.
Efectivamente. El acomodador resultó ser Olaf Logan. La foto desencadenó la historia popular sobre la maldición: Sianis, que esperaba darle suerte a los Cachorros en la serie contra los Tigres de Derroit, llegó al partido con Murphy. La cabra estaba cubierta por una manta con las palabras “We Got Detroit’s Goat” (Tenemos a la Cabra de Detroit). Cubs en SM 71 años después En la fotografía, se puede apreciar al acomodador de 32 años frente a un torniquete, aparentemente diciéndole a Sianis que no puede entrar. Murphy está parada sobre sus patas traseras, con las patas delanteras colgadas sobre una barandilla, con un aire de aparente desilusión en su mirada. Por supuesto, los Cachorros perdieron el cuarto partido, y la serie en siete. Y no regresaron a la Serie Mundial hasta ahora.
La historia sobre el acomodador es lo que Logan le contó a Lennie Merullo, el último sobreviviente del plantel de los Cachorros de 1945, cuando Merullo, entonces de 97 años, regresó a Wrigley para festejar los 100 años de vida del estadio en 2014. Merullo, según su hijo, creyó la historia.
“Mi papá lo estaba molestando, diciéndole que si no hubiese hecho eso, hubiesen ganado”, relató Len Merullo Jr., quien estaba presente cuando su padre, que falleció el año pasado, molestaba a Logan. Un historiador de los Cachorros cuenta un relato algo distinto. Según Ed Hartig, Sianis en realidad entró al estadio con la cabra, lo que de por sí es bastante inusual. Pero, más increíble aún, una vez adentro –y según Hartig, hay una foto para confirmar esto– Sianis y Murphy incluso lograron entrar al terreno de juego y se pasearon entre los jugadores que calentaban para el partido. Al final se fueron a sus asientos.
Los problemas comenzaron cuando, después de una mañana lluviosa, salió el sol. Eso era bueno para los peloteros, pero no para los fanáticos sentados cerca de una cabra húmeda. “La gente empezó a quejarse por el olor”, dijo Hartig. Sianis y su cabra fueron expulsados. Bill Sianis, quien secunda la versión de que su tío abuelo fue detenido en la entrada, dijo que, sea cual sea la historia real, su pariente estaba molesto y estaba empeñado en que el dueño del equipo se enterara.
“Volvió a la taberna y después que perdieron la serie, envió un telegrama a P.K. Wrigley que decía, ‘¿quién apesta ahora?’”, dijo Sianis, cuyo tío abuelo falleció en 1970. A medida que los Cachorros fracasaron años tras año en las temporadas siguientes, los periodistas solían preguntar a Sianis si había impuesto algún tipo de maldición sobre el equipo.
“Dijo que mientras no dejasen entrar a la cabra, nunca ganarían la Serie Mundial”, relató Bill Sianis. Así nació la leyenda de la maldición. Lo que haya pasado en la entrada no fue plasmado por algún fotógrafo. Logan dijo que la foto original que vio muestra a su padre, pero no lo identifica. Hace unas semanas, dijo que la misma fotografía fue publicada en un periódico, esta vez con el nombre de su padre al pie, y las palabras “reconstrucción”. Hartig argumenta que lo que Sianis realmente deseaba era publicidad para su taberna, y sabía que ser expulsado del estadio podría lograr esa meta tanto como permanecer adentro.
“Quizás”, insinuó Hartig, “dijo a los Cachorros, ‘hey, tomen una foto y me voy sin hacer escándalo’”. Los Cachorros han tenido todo tipo de incidentes desde entonces, desde gatos negros en el terreno hasta fanáticos que meten la mano para atrapar pelotas en el peor momento posible. Merullo dijo que su padre no hablaba mucho sobre la maldición, pero sospecha que sí creía en algo. “Era italiano, y son supersticiosos”, dijo con una sonrisa. Logan dice que no cree en maldiciones. Pero, al igual que muchos fanáticos de los Cachorros que recuerdan a sus seres queridos que murieron sin ver un campeonato de los Cachorros, muchas veces piensa en sus padres y hermanos que ya fallecieron.
“Me gustaría poder disfrutar con ellos este relato sobre mi padre”, señaló. En cuanto a Sianis, no está dispuesto a dejar que se olvide una maldición que ha sido toda una bendición para su negocio. “Podríamos decir que se acabó, ¿pero de qué sirve si no ganan?”, indicó.
AP