NUEVA YORK — En un duelo cambiante, con sensaciones extrañas y actitudes llamativas, Novak Djokovic dio otro paso al vencer a Gael Monfils por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-2. Así, el Nº1 del mundo avanzó a su 21ª final de Grand Slam y la séptima en el US Open, dejando marca de 13-0 sobre el francés en el duelo personal. Después, Stan Wawrinka superó a Kei Nishikori por 4-6, 7-5, 6-4 y 6-2, en una jornada muy calurosa y húmeda en Nueva York.
El comienzo fue con los jugadores en versiones totalmente opuestas. Djokovic quebró en el segundo juego, siendo sólido y con un nivel muy alto, aprovechando dos dobles faltas del galo. Luego llegó a ponerse 5-0 y dispuso de una chance de set en 21 minutos, contra un displicente y desconcertante Monfils. Desganado, el francés molestó al serbio, al que se le complicó y se terminó llevando el parcial, con un trámite más parejo, ya 15 minutos más tarde.
En el siguiente set, el Nº1 logró otra rápida rotura en el comienzo. Sumó un nuevo quiebre en el quinto game para ponerse 4-1, con el rival más prendido, pero con una diferencia de nivel muy grande. Y sin vueltas se quedó con ese parcial, con Djokovic sin mirarlo siquiera a Monfils en los cambios de lado, visiblemente enojado por la actitud del galo en ciertos pasajes.
Como continuación, el serbio sumó otro quiebre rápido, pero luego cedió su saque en el cuarto juego. Fue el primer rompimiento de Monfils, tras una gran defensa, y festejó por primera vez en esta semifinal mirando al público, ya más acorde con lo que hace normalmente. Y logró otra rotura el galo en el sexto, para ponerse 4-2. Allí Nole pidió atención en su hombro izquierdo, aunque no pareció ser algo importante.
Enseguida sirvió Monfils y estuvo 0-40 en el noveno juego, pero lo levantó y se quedó al final con el set, en un trámite más acorde con lo previsto y no con aquellos dos primeros capítulos. En el segundo juego del cuarto no pudo quebrar el número uno, pero sí lo hizo en el cuarto para ponerse 3-1. Cuando parecía encaminarse al triunfo, se recuperó y rompió el galo. Allí el serbio fue asistido en el hombro derecho, como ya había mostrado en otros partidos en Nueva York. Luego consiguió otro rompimiento el serbio en el sexto para 4-2 y uno más para cerrar un duelo atípico.
Con un recorrido muy extraño, Djokovic llegó a su séptima final en Nueva York. Es que el serbio, dueño de 12 títulos de Grand Slam, superó seis rondas con tres partidos completados, otros dos donde su rival debió retirarse y el restante ni siquiera lo disputó. Sin problemas, se abrió camino a otra gran final. Djokovic, que venía de ganar cuatro Grand Slam en fila y de ser finalista en seis seguidos, vio cortada esa tremenda racha con la sorpresiva caída en tercera ronda de Wimbledon. En su 31ª semi en Majors, el mejor del ranking de la ATP accedió a su 21ª final en los grandes torneos y así quedó con la segunda marca en soledad, ya que igualaba con el español Rafael Nadal con 20. El líder es el suizo Roger Federer, que jugó 27.
En contrapartida, su rival, Monfils, que pisó Nueva York siendo el 12º de la clasificación y se aseguró el retorno al Top 10, quería avanzar por primera ocasión a una definición de Grand Slam y ser el primero de su país en una definición de Major en ocho temporadas, desde Jo-Wilfried Tsonga en Australia 2008. Desde que jugó su primer Major, en Australia 2005, el francés sólo se metió en dos semifinales, tras la de Roland Garros 2008, pero volvió a quedarse afuera del duelo decisivo. Así, en los duelos personales, la ventaja de Djokovic es 13-0, con tres cruces en el Abierto de Estados Unidos y cuatro en Majors.
El choque más reciente se había dado en el Masters 1000 de Toronto, con victoria del serbio en sets corridos, también en semifinales y sobre superficie dura. Ya de noche, Wawrinka (3º ATP) dejó en el camino a Nishikori (7º) y así el suizo llegó a su tercera final de Majors. Ganó las dos jugadas, en Australia 2014 y Roland Garros 2015, mientras que el japonés perdió la única que disputó, en el US Open 2014.
Este domingo, contra Djokovic, nada menos, el helvético irá por otro título grande. Wawrinka venía con algunas dudas, pero creció en confianza al superar en cuartos al argentino Juan Martín del Potro, medalla de plata en los Juegos Olímpicos y ya de vuelta al Top 70. Para Nishikori, el triunfo más reciente también fue resonante: eliminó en cinco sets nada menos que al escocés Andy Murray (2º), que había jugados las tres finales de Majors de este año y llevaba siete definiciones al hilo en el circuito.
Esta vez, el suizo se desquitó de la caída ante el nipón en el M1000 canadiense y estiró su ventaja en el choque personal a 4-2. Fue un cruce de trámite cambiante, donde empezó mejor el perdedor. Mantuvo el quiebre rápido y obtuvo el primer set. Inclusive, tuvo otra rotura en el arranque del segundo, pero fue frenado por el suizo. Así y todo, luchó firme el ganador para evitar otro quiebre, igualó 5-5. y emparejó las acciones.
En el tercer capítulo, el que pegó primero fue Wawrinka, tratando de llevar la iniciativa desde la base y moviendo a Nishikori, que ya no pudo acelerar y abrir al suizo como en el set inicial. El Nº3 del ranking se adelantó 4-1, no pudo quebrar y Nishikori le empató 4-4. El japonés dispuso de una chance de rompimiento para 5-4 y saque, pero mantuvo el suizo y al final se adjudicó un parcial clave, sobre todo en lo anímico. Otra vez pegó Wawrinka en el cuarto y en escasos minutos quedó 3-0. Esa distancia la mantuvo con inteligencia, pegando duro y quebrando mentalmente al japonés. Terminó con los brazos en alto, feliz, sonriente, desafiando para el domingo a Djokovic. Será, sin dudas, una gran final en el último Grand Slam de 2016.
ESPN