Rudisha, plusmarquista mundial de la prueba, tomó la cabeza a 300 metros del final y cruzó victorioso la meta con un tiempo de 1:42.15, seguido del actual campeón de 1.500, Taoufik Makhloufi, que batió el récord de Argelia con 1:42.61, y del estadounidense Clayton Murphy, que hizo récord personal con 1:42.93. Desde que lo hizo el neozelandés Peter Snell en 1964, nadie había revalidado un título olímpico de 800. Rudisha no ha vuelto a ser el que ganó la final de Londres 2012 con un nuevo récord mundial (1:40.91) corriendo en cabeza desde el disparo, pero se presentaba en Río con un registro de 1:43.35 que le reportó mucha confianza para acometer la defensa de su título.
Se enfrentaba a un puñado de rivales poderosos, algunos de casa: Alfred Kipketer, campeón mundial sub-18 en 2013 y sub-20 en 2014, y Ferguson Rotich, los dos primeros en los campeonatos de Kenia, en los que él fue sólo tercero, pero el año pasado ocurrió algo parecido y luego se coronó campeón mundial en Pekín.
Kipketer, de sólo 19 años, venía de ganar en Mónaco y Rotich en Shanghái y Estocolmo, de modo que el sueño keniano de un triplete no era descabellado. Estados Unidos lo consiguió dos veces, en 1904 y 1912, en pistas de ceniza. Pero Kipketer se sacrificó en favor de su más ilustre compatriota. Salió disparado en los primeros metros y pasó el 400 en 49.23. A la salida de la penúltima curva, Kipketer tomó la cabeza y mantuvo un ritmo de crucero inalcanzable para sus rivales.
El francés Pierre-Ambroise Bosse cometió el error de seguirlo y terminó perdiendo el podio. Makhloufi llegó por detrás para hacerse con la medalla de plata y Clayton Murphi relegó al cuarto lugar al atrevido galo. La demostración de Rudisha en semifinales (1:43.88) había ratificado su condición de gran favorito, aun cuando Bosse y Makhloufi fueron ligeramente más rápidos.
EFE