ORLANDO ORTEGA
Algo le faltaba en medio de la euforia. «No veía ninguna bandera española en el estadio». Le ofrecieron una de Cuba y miró a otro lado. Al fin, localizó una enseña española. Y por cogerla casi se cayó al foso. Con ella a los hombros se presentó feliz ante la prensa del estadio olímpico. El más español resulta que es un cubano.
-Nacido y hecho en Cuba y medallista olímpico español.
-Gracias a toda España, a la federación, a mi club… Prometí que lo iba a dar todo por España, que iba a dar la vuelta a la pista por España. Hubiera querido una medalla de oro, pero no salió. Esta plata es como oro para mí. Como un récord del mundo. He pasado tres años muy duros. Hasta última hora no he sabido si me iban a dejar estar en los Juegos (tenía que cumplir tres años con residencia en España). Y estoy aquí por la confianza que han puesto en mí los míos. Estoy muy orgulloso.
-Ha salido lento.
-Como siempre. Es lamentable. Tengo una arrancada pésima. Pero sé que la segunda parte de la carrera es la mía. Después de la quinta valla he salido a buscarla. He ido remontando. En la décima valla me vi en posición de medalla he ido a por la línea de meta con todo. Cuando crucé la raya y vi mi nombre en la pantalla no me lo podía creer. He puesto el nombre de España y el mío bien alto.
-Ha sido una final lenta, pero difícil, igualada.
-Lo sabía. Tuve mucha presión en la semifinal. Y en la final decidí salir a disfrutar.
-¿Qué ha sido lo más difícil durante esos tres años en los que no pudo competir por el cambio de nacionalidad?
-Recordar cada día que tengo a mi familia bien lejos. Mi madre, mi abuela y mis hermanos están en Estados Unidos. Pero estamos muy unidos. Y tengo a mi abuelo y a más hermanos en Artemisa (Cuba). Sé que ahora son felices. Ayer fue el cumpleaños de mi hermanita. Esta medalla es su regalo.
-Casi se cae en el foso por coger de la grada una bandera española.
-Sí, primero me enseñaron un bandera de Cuba, pero me giré para otro lado buscando una bandera española. No había ninguna. Hasta que vi una y me fui corriendo. Al subir a por ella resbalé, pero no pasó nada. Un sustito. Cogí la bandera y di la vuelta con ella por todo el estadio.
-¿Añora Cuba?
-Siempre se añora la infancia, la juventud. Nací en Artemisa rodeado de personas que me aman. Ahora no puedo tenerlos a mi lado para darles un abrazo. Me tengo que conformar con hablarles por teléfono. Y tengo que escuchar cómo me dicen que me extrañan. Pese a la distancia estamos muy unidos. Cuando después de una carrera en Rusia decidí quedarme, España me dio una gran oportunidad y estoy seguro de que éste es el comienzo de muchos triunfos que le voy a dar al atletismo español. Vendrán resultados mejores.
-¿Por qué se marchó de Cuba?
-Porque quería tener otros objetivos y otra ilusión. Y lo he conseguido. En Cuba era también feliz.
-Mantiene sus costumbres cubanas.
-Sí, claro, eso no se pierde, pero también me gustan las cañitas y bailar tango. Conozco España desde 2011 y noto que es un país alegre. Me siento bien, feliz. Ahora lo que más quiero es comer una paella de carne, porque el marisco no me gusta.
¿Qué siente ahora?
-Esto es lo más bonito que me ha pasado. Es la plata que tanto ansiaba. Era lo que tanto he soñado. Estoy feliz.
-Con 24 años tiene aún margen de progresión.
-No me pongo límites. Vienen cosas buenas. Voy a salir siempre a darlo todo por España y por mi familia. Sé que puedo bajar de los 13 segundos. -El atletismo español llevaba sin medallas en atletismo desde Atenas 2004.
-Cuando llegué a España dije que quería ayudar a que el atletismo español creciera. Quiero que se conozca tanto como el fútbol. Voy a poner el nombre del atletismo muy alto. Espero que los chicos que vienen, como Bruno Hortelano, sigan en ese camino.
-¿Cómo lo va a celebrar?
-No lo sé. A lo grande. Seguro que no duermo.
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