JUAN MARTIN DEL POTRO
RÍO DE JANEIRO — Novak Djokovic caminó con lágrimas en los ojos al centro de la cancha principal del complejo de tenis de Río 2016. Pareció que jamás estuvo preparado para la eliminación en primera ronda de los Juegos Olímpicos. Por el contrario, pensaba que el partido contra Juan Martín del Potro era un mero trámite rumbo a su primera medalla de oro olímpico; así debía pensar la raqueta número uno de la ATP.
Quería, incluso, ganarse desde antes de comenzar su partido al público brasileño; ser el consentido porque creía que necesitaría el apoyo local el resto del torneo, en especial si en algún momento enfrentaba a las raquetas principales. Llegó con una maleta color verde-amarella; traía muñequeras también de los colores tradicionales de los cariocas y en todo momento volteaba hacia el público para dedicarles sus mejores jugadas. "Es realmente difícil hablar", dijo Djokovic, de 29 años.
"Es increíble para mí. El apoyo, la gente, el juego, todo fue increíble". Fue la cuarta victoria de Del Potro ante el serbio, tres de ellas fueron representando a su país, incluyendo Juegos Olímpicos y Copa Davis. "Es un gran campeón, un gran amigo mío durante mucho tiempo", dijo Del Potro en referencia a Djokovic. "Sé qué tan importante era este evento para él. Quería la medalla de hora, pero también sé que conoce el esfuerzo que he puesto". "Hablé varias veces con él cuando estaba en rehabilitación", agregó. "Siempre estaré agradecido por sus palabras de motivación. Nos respetamos demasiado. Fue un partido espectacular desde cualquier punto de vista".
Del Potro, frente a un puñado de argentinos que ni por mucho eran mayoría, su triunfo en dos sets por idéntico 7-6 y tie break, representó quizá más que una medalla, después de estar aquejado por las lesiones que provocaron se presentara en Río como el 142 clasificado del circuito de profesionales. "Fue un juego casi perfecto para mi", comentó Del Potro al final.
"La verdad no esperaba vencer a Novak esta noche. He pasado por demasiado". Y cómo iba a pensar Del Potro que su día terminara de tan victoriosa manera, luego de que comenzó atrapado en un elevador de la Villa Olímpica durante 40 minutos, hasta que fue rescatado por miembros del equipo de balonmano de su país.
"Fue un día raro que no cambió por nada y del que me acordaré toda mi vida", dijo Del Potro. "Esto aún no termina, así que habrá que ir a descansar para mañana (lunes) regresar a tratar de ganar otro partido". El argentino confesó que casi se retiró del tenis tras sufrir una serie de lesiones en la muñeca, que incluyeron tres operaciones. Regresó en febrero pasado y desde entonces ha participado sólo de manera esporádica, con resultados medianos en la gira mundial, pero al menos ya sin dolor. "Yo estuve cerca de dejar el tenis", comentó hace algunas semanas en la página de Internet de la ATP. "Me frustraba estar en casa y no veía el tenis en la televisión porque era algo triste para mí".
El domingo por la noche parecía por momentos que todo salía bien. Desde un saque superior a los 200 kilómetros por hora, hasta tiros de pases que dejaban inmóviles al primer sembrado del planeta. "Fue una noche maravillosa desde el principio", mencionó. "Desde el sorteo la anticipación y ansiedad eran muchísimas y creo que todo me salió conforme a lo planeado. Estoy sorprendido del nivel que mostré". "Después de todo el esfuerzo que he puesto para volver a jugar tenis", añadió.
"Creo que vencer al número uno es más que un premio merecido". Del Potro enfrentará en la segunda jornada del tenis olímpico al portugués Joao Sosa. "Sentí otra vez que tenía la capacidad de jugar contra los mejores del mundo", anticipó el argentino de 27 años. "Después de todo lo que pasé por mi muñeca, también jugué bien con mi antebrazo". "Cada vez que le pegué a la pelota la gente, hasta los brasileños me aplaudieron", agregó. "Me encantó, eso me dio más motivación. Fue mi noche soñada".
Por Carlos Nava, ESPN