RIO DE JANEIRO – Oriundo de una zona de desplazados por el conflicto armado y la violencia del narcotráfico, Yurberjen Martínez sorteó en su niñez ese clima hostil en una región selvática colombiana, haciendo travesuras en casa y poniéndose los guantes de box. El púgil colombiano admite que bien pudo terminar empuñando un arma en su poblado natal de la región de Urabá, pero se metió a pelear. El viernes, Martínez regaló a su país una medalla inédita en el deporte de los puños en los Juegos Olímpicos de Río. "Estamos haciendo historia, pero todavía hace falta la parte final", aseguró.
Una de las primeras cosas que hizo tras su victoria fue mandarle un mensaje a su familia en Chigorodó, Antioquia, y a los que "se fueron por la violencia a otra parte".
Los medios de su país, incluso, consideran a Martínez un "desplazado". Contra todos los pronósticos, el "Tremendo" Martínez se impuso al cubano Joahnys Argilagos por decisión divida de los jueces (2-1) y derrumbó al "Pequeño gigante" cubano y actual monarca mundial de la división de -49 kilogramos, que al menos se va con uno de los dos bronces que otorga el deporte a los perdedores de las semifinales. "Muy importante, porque hace 28 años veníamos soñando con esto", destacó Martínez. "Veníamos con esa sequía y ganas de triunfo". Martínez se medirá en la final del domingo al uzbeco Hasanboy Dusmatov, tercer preclasificado, que en la otra semifinal dejó en el camino al estadounidense Nico Hernández.
Mientras que para el cubano de 19 años, "la pelea estuvo pareja y estaba para uno de los dos". "Pienso que tuvo más golpe que yo, aunque pienso que fui más efectivo", añadió Argilagos. Su entrenador, Rafael Iznaga, señaló que al ver los primeros pasajes de la pelea creyó que su pupilo jamás descifraría el estilo escurridizo de Argilagos. "Salió a moverse y era muy difícil localizarlo, pero el profesor Iznaga… me fue diciendo qué hacer", explicó Martínez. "Hicimos fintas y logramos mermarlo. Se nos fueron dando las cosas".
Colombia no ganaba medalla en el boxeo olímpico desde el bronce alcanzado por Jorge Eliécer Julio en la división -54 kilogramos en Seúl 1988. La plata de Martínez es el mayor logro de la nación sudamericana en el deporte de los puños en la historia de estas justas. De 24 años, este muchacho nació y fue criado en un hogar humilde de la zona de Urabá, fronteriza con Panamá, donde miles de campesinos fueron desplazados por el viejo conflicto armados de ese país -al ser zona de enfrentamientos entre paramilitares y la guerrilla y un punto selvático usado por los cárteles para el trasiego de drogas.
Si bien su familia aún radica en esa zona, el joven pugilista prácticamente no vive en la región, pues su carrera como boxeador lo obliga a entrenar y competir en otras partes del país. El muchacho no estaba entre los favoritos de los cinco púgiles que llevó Colombia a Río, pero desde que debutó dejó en claro que venía por algo grande, a juzgar por la entereza, concentración y actitud agresiva mostrada en el ring desde el primer combate.
AP