El pasado día 5 de este mismo mes de julio, (cuando ya estaba suspendida internacionalmente por la IAAF), la Federación de Rusia de Atletismo (RUSAF) hizo pública la lista previa o ‘preliminar’ de 68 atletas convocados para los Juegos Olímpicos de Río.
Ya eran poco más de la mitad de los 122 que el atletismo ruso envió en 2012 a los Juegos de Londres, para un total de 14 medallas, ocho de oro… y descalificaciones posteriores: Lashmanova, Chicherova… Cada uno de esos 68 atletas de la lista de la Casa Rusia (donde ya no iba Yulia Stepanova, la corredora ya técnicamente apátrida o neutral que denunció en la ARD la situación de dopaje)… tuvo que firmar su conformidad a la demanda contra la IAAF que la RUSAF interpuso ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), y que ya fue rechazada.
De la primera lista de 68 se cayó en una segunda parte de la demanda la estelar saltadora Darya Klishina, ya admitida por la IAAF, al llevar tres años residiendo y entrenándose en Bradenton, Florida, EE UU.
La clave: los controles de Klishina no han pasado desde 2013 por el siniestro Laboratorio de Moscú y del huido profesor Rodchenkov. Klishina ya pone rumbo a Río, pero los otros 67 rusos están KO, con una carta de la IAAF. Entre ellos, Isinbayeva (oro en pértiga en Atenas y Pekín), Ivan Ukhov (vigente campeón olímpico de altura) y los campeones mundiales Kuchina (altura) y Shubenkov (110 vallas). Este clama: “Estoy limpio y parece no importar que mi carrera quede arruinada”. Mikhail Gorbachov, expresidente de la URSS, pidió al COI ‘amnistiar a todos los atletas limpios’.
AS