EEUU viajará a Río de Janeiro con intención de avasallar en su camino hacia el oro, y Argentina dio fe de esas intenciones en un amistoso (111-74) que confirmó el temible poderío en la zona de los Mike Krzyzewski, su torrencial juego exterior y su extraordinaria predisposición defensiva.
El primer partido de baloncesto disputado en el flamante T-Mobile Arena de Las Vegas (Nevada) fue testigo de una sólida y convincente actuación del conjunto de las barras y las estrellas, con un Kevin Durant en su salsa (23 puntos) y un descomunal DeMarcus Cousins (14 tantos y 15 rebotes). Andrés Nocioni lideró a la albiceleste con 15 puntos y 7 rebotes, mientras que Luis Scola aportó 10 tantos y 5 rebotes.
Los locales, que lanzaron 41 triples, dominaron con soltura en los tableros (53 rebotes por 30 de su rival) y se aprovecharon de las 22 pérdidas de balón de su contrincante. La primera jugada del partido resultó ser el perfecto ejemplo de lo que fue el choque: pérdida de balón de Nocioni por la agresividad de Durant, contraataque estadounidense llevado por Kyrie Irving y culminado con mate por parte de la nueva estrella de los Golden State Warriors. La albiceleste disfrutó de una sola ventaja en el partido: el 2-3 al inicio del duelo tras un triple con dos amagos de Nocioni como respuesta a esa acción de Durant. A partir de ahí, el duelo se inclinó rápidamente del lado local con unos DeMarcus Cousins y DeAndre Jordan que causaban estragos en la zona, pero fue la defensa la que llevó a Argentina al naufragio. Los robos de balón eran constantes.
La velocidad del juego, sideral. La circulación de balón, brillante. Y los hombres de Sergio Hernández, desconectados, parecían estrellarse constantemente frente a las torres estadounidenses mientras trataban de pasar los bloqueos. Con Durant absolutamente desbocado (42-18), EEUU bajó el ritmo ligeramente y permitió a su rival aparecer en forma de pequeños destellos, como el tapón de Roberto Acuña sobre Cousins, la garra de Nocioni o la entrada de Leo Mainoldi, que advertían del carácter sudamericano. Un espectacular triple de Manu Ginóbili sobre la bocina y desde la esquina dejó el resultado en 56-33 al descanso.
Para entonces, la diferencia en el rebote ya era ostensible (35-15), así como los puntos en la pintura (34-6). La segunda parte fue diferente. La metamorfosis llegó con la irrupción de Carlos Delfino en la cancha, que regresó así a la selección tras cuatro años de ausencia debido a sus lesiones. Su primera acción fue un robo a Durant. A continuación, anotó un triple, y tanto Ginóbili como Scola se animaron también desde el perímetro.
Fueron instantes de nostalgia que recordaron a aquella inolvidable "generación dorada", trufada ahora con el descaro de Nicolás Laprovittola y Mainoldi. Y aunque Argentina cuajaba por entonces sus mejores minutos de la velada (75-57), Hernández decidió que los jóvenes, el futuro del grupo, debían tener su oportunidad en el último cuarto. Ahí quedó claro que nombres como Nicolás Brussino, Patricio Garino, Marcos Delia y Gabriel Deck deben dar aún un paso adelante importante en su progresión. Con varios de ellos en pista, EEUU alcanzó su máxima ventaja (41 puntos, 104-63) en plena explosión anotadora de Durant, el estilete ofensivo de un equipo que confirmó, de paso, los galones de Paul George en el grupo (18 puntos) y el carisma natural de Carmelo Anthony (17 tantos y 7 rebotes).
Ficha técnica:
111 – Estados Unidos (32+24+24+31): Irving (9), Thompson (9), Anthony (17), Durant (23), Cousins (14) -cinco inicial-, Jordan (6), Butler (2), George (18), Lowry (2), Green (3), DeRozan (4) y Barnes (4).
74 – Argentina (14+19+24+17): Campazzo (6), Ginóbili (11), Nocioni (15), Scola (10), Delía (2) -cinco inicial-, Brussino (-), Garino (6), Laprovittola (8), Acuña (2), Deck (6), Mainoldi (5) y Delfino (3). Árbitros: Carrión Jordan y Sánchez. Sin eliminados. Incidencias: Partido amistoso en vistas a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, disputado en el T-Mobile Center, de Las Vegas (Nevada), ante 16.681 espectadores.
EFE