LOS NAIPES EN EL ESPEJO
Armando De Armas, un cubano incómodo le habla a Estados Unidos
Armando de Armas, a diferencia de muchos cubanos que en las últimas décadas se han radicado en Estados Unidos, no se conforma con disfrutar de las posibilidades, y no pocas bondades, de un país libre, muy diferente a la isla sitiada de la que escapamos. Este narrador y ensayista, Licenciado en Filología por la Universidad Central de Las Villas, es un cubano consecuente, indócil, incómodo, que no deja de reflexionar, de explorar con su lupa y su gran angular -a veces a contracorriente- el alma y los entresijos de la sociedad que lo ha acogido.
Vigilante de fenómenos relacionados con los espejismos y los muros que le golpearon en Cuba, comprometido con su segundo país, ha escrito el libro Los naipes en el espejo, que examina, dialoga, cuestiona, invitar a pensar la actualidad sociopolítica estadounidense, repasa el pasado y especula sobre lo que se avecina.
Este estudio sobre los mitos inducidos en el imaginario político norteamericano, demuestra que son muchos más de los que solemos creer. Sin llegar a hacer proselitismo a favor de los republicanos ni despotricar de los demócratas, sustentado por los hechos, escrito de manera clara, sin hojarascas y con justa ironía, desmonta invenciones sobre la historia e intereses de ambos partidos, legitimadas a golpe de repeticiones, consignas, discursos, mensajes mediáticos, extravíos en el sistema de enseñanza y las universidades, lagunas históricas que han lacerado y desvirtuado la historia política e influido en la banalización del acto de votar (hoy dominando por la ceguera y el snob populista) y que afectan sobre todo elecciones tan importantes para un país como las presidenciales, por cuánto pueden definir de forma positiva o negativa en el destino de millones de vidas.
El escritor Armando de Armas
Los naipes en el espejo fue publicado por primera vez en Nueva York en 2011 por Latin Heritage Foundation, previo a las elecciones de 2012, y ahora, muy oportunamente, Neo Club Ediciones de Miami, de cara a las de 2016, ha hecho una segunda edición, aumentada -con una esmerada revisión de los acontecimientos más significativos en la política de EE.UU en los últimos cinco años- y comentada por los analistas Carlos Alberto Montaner, Julio Shilling y Armando Añel.
El libro inevitablemente se ha completado. Si usted es ciudadano estadounidense, sea cual sea el partido con el que más se identifique, lea este libro antes de votar. Más allá de hacerle cambiar de ideas, o hasta de partido, puede ayudarle a comprender mejor algunas consecuencias históricas, e incluso revelarle hechos que quizás creía sucedieron de otro modo.
Enseguida le cuento algunos. Algo que preocupa sobremanera a su autor es que muchas de las mitologías que expuso en la primera edición, no sólo se mantienen, sino que han tomado más fuerza. Falacias tales como considerar que el Partido Republicano es una organización que aglutina a individuos racistas, siendo en realidad el partido que, liderado por Lincoln, decimosexto Presidente de Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano, derrotó durante la Guerra Civil a los secesionistas y esclavistas Estados Confederados de América, cuyo partido era el Demócrata, y que aún después de la guerra continuaron con su postura segregacionista, llegando a instaurar las Leyes Jim Crow, promulgadas entre 1876 y 1965, que bajo el lema “separados pero iguales” escudaban la segregación racial en instalaciones públicas, relegando, mancillando, reprimiendo a los estadounidenses negros y a otros grupos étnicos.
El libro recuerda que el Ku Klux Klan fue financiado, apoyado y promovido por élites sureñas del Partido Demócrata, hasta que el presidente republicano Grant, con el Acta de Derechos Civiles de 1871, disolvió formalmente la macabra organización (que siguió funcionando de manera encubierta). Y que el ultimo senador miembro del KKK fue el demócrata (por West Virginia) Robert Byrd, quien en 1964 dio “un discurso dilatorio en el Senado, denominado obstruccionista en la jerga legislativa, en un desesperado esfuerzo por bloquear el paso del Acta de Derechos Civiles de 1964”, que al final pasó gracias a una mayoría republicana.
El ensayo saca del olvido que entre 1871 y 1930 “en un esfuerzo desesperado por negarles los derechos civiles y evitar que votasen a favor de los republicanos, miles de afroamericanos fueron baleados, golpeados, linchados, mutilados e incinerados vivos” por el entonces clandestino KKK. Y cómo los presidentes demócratas Roosevelt y Truman rechazaron las leyes contra los linchamientos y los intentos de establecer una Comisión para los Derechos Civiles que protegiera a los afroamericanos de las violaciones a las que constantemente eran sometidos.
En cuanto al presidente demócrata Kennedy, De Armas subraya que en 1957 votó en contra de la Ley de Derechos Civiles, y en 1963 se opuso a la gran marcha que organizara en Washington Martin Luther King Jr. y donde participaron unas 200 mil personas. No en balde el pastor y activista (Premio Nobel de la Paz 1964) criticó fuertemente a Kennedy por excluir la causa de los derechos civiles de los afroamericanos, y siempre votaría republicano, como continúan haciendo sus descendientes. En cuanto a la Ley de los Derechos Civiles de 1964 (Civil Rights) hace un cómputo irrebatible. En el Congreso 290 votos fueron a favor y 130 en contra. De los republicanos el 80 por ciento votó a favor de la ley, y de los demócratas el 61 por ciento.
Lo que significa que el 20 por ciento de los republicanos votó en contra de los derechos de los afroamericanos, y los demócratas lo hicieron en un 39 por ciento, “el doble, menos un punto”, puntualiza De Armas. En el Senado 21 demócratas votaron en contra de la ley, mientras que sólo 6 republicanos se opusieron.
El entonces presidente, el demócrata Lyndon Johnson, firmó la ley de igualdad de todos estadounidenses. Ante estas cifras y contexto, De Armas sentencia que es más justo decir que “la Ley de los Derechos Civiles de 1964 sería aprobada no por los demócratas, sino a pesar de los demócratas”. El libro pone en la balanza otras acciones como éstas a favor de los derechos civiles, que suelen adjudicarse al Partido Demócrata y en las que en realidad tuvo un mayor peso el Partido Republicano. Y del pasado avanza hasta las oscuridades que aquejan el presente, poniendo en perspectiva el futuro de la nación.
Resultan muy interesantes sus razonamientos sobre Trump, Obama, Sanders, Clinton, Cruz y otras figuras. Le asiste la razón a De Armas al afirmar que vivimos “un tiempo crucial, un tiempo de elegidos, como tantas otras veces en el pasado de la humanidad, pero esos tiempos tremendos, que escapan a todo deber ser, a toda racionalidad, moralidad, humanismo, conceptualizaciones de bien y mal, nociones de grandeza o bajeza, conveniencia o pragmatismo, paren lo mismo un César que un Calígula, un Cristo que un Mahoma, un Churchill que un Hitler; un santo que un satán”.
Este ensayo memorioso, para algunos incómodo, pero necesario, desnuda frente al espejo los naipes que enmarañan la política norteamericana. De Armas ha lanzado la alerta: estamos atrapados en un juego con las cartas trucadas, donde a través de la demagogia se ofende y manipula la inteligencia de los votantes. Y lo más peligroso es que el juego continúa como si fuese sólo un juego, y no una terrible realidad. Salvar la nación es el gran reto. Y es ahora.
Los naipes en el espejo se presenta este sábado a las 4:00 p.m. en el Miami Hispanic Cultural Arts Center: 111 SW 5 Ave, FL 33130.
POR LUIS LEONEL LEÓN/ DIARIO LAS AMERICAS
